Los mejores discos de metal de 2023


Un año más, aquí está nuestra lista con los mejores discos del año dentro de los terrenos más extremos del metal. 2023 ha sido un poco más flojo que los dos años anteriores, de ahí que la selección se haya visto reducida en consonancia. Este año ha visto no pocos retornos de grupos antiquísimos y también muchos discos interesantes que no llegan a ser realmente redondos, razón por la cual nos quedamos con tan solo 9 discos titulares y otros 9 álbumes finalistas. Casi todos los subestilos están representados este año, con un empate técnico entre death y black metal, aunque en lo personal tal vez nos decantemos esta vez por el segundo.

Nuestros criterios de selección, para quien aún no esté enterado, abarcan la totalidad de subgéneros del metal extremo, sin distinción por categorías, puntuación ni otros baremos superfluos e innecesarios. Lo que nos parece bueno se puede definir en términos generales como algo que sabe beber de la tradición pero busca crear una propuesta única y diferenciada, una formulación tan sencilla como escasa en el panorama del metal de los últimos lustros, lo que explica que nuestras listas tiendan a ser más bien escuetas. Lo que encontrarán a continuación es, a nuestro modo de ver, lo mejor que ha dado el metal en 2023.

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Discos destacados de 2023

Procedente de una nueva escena de OSDM bastante activa y actualmente en boga, esta reciente formación afincada en Copenhague practica una variante de death metal oscuro de raigambre escandinava que se aproxima al black metal más en espíritu y tono que en formato musical y técnica. La fórmula es bastante simple, con frases sencillas que se repiten y acumulan para terminar generando en conjunto una cierta complejidad estructural, con conclusiones muy logradas que son explosiones de tensión resueltas con majestuosidad. Este EP destaca tanto por su estudiada mezcla de subgéneros como por la creación de una estética propia que supera la sencillez de su receta.

Baxaxaxa – De Vermis Mysteriis (The Sinister Flame)

Tuvimos buenas palabras para el debut de este grupo hace dos años, pero con la incógnita implícita de cómo podría superar el estilo añejo pero renovado que constituye la base de su propuesta. La respuesta ha llegado en este segundo álbum por medio de omnipresentes teclados envolventes y mágicos, cortesía de un nuevo teclista recién reclutado, unas voces mucho más firmes y seguras que terminan de encajar en el formato, confirmando como digno frontman a su ejecutor, y temas igual de variados y sólidos que convencen y hechizan desde los primeros compases. Parece mentira que sea posible extraer tanta vitalidad de una fórmula tan antigua, pero en eso reside la grandeza de estos músicos, que han logrado resucitar con éxito el black metal más maligno y primitivo para el público de hoy.

Blood Oath – Lost in an Eternal Silence (Caligari Records)

Son varios los grupos chilenos que han sacado grandes álbumes este año, y este es uno de los más destacados. Partiendo de un thrash tardío/proto-death muy propio de su escena nacional, Blood Oath explora estructuras menos convencionales y sonoridades oscuras pero muy sugerentes en una fórmula que se aproxima al progresivo pero sin perder nunca la garra metálica. Su empleo de numerosos desvíos y cambios de ritmo, con riffs enrevesados y gran variedad, los emparenta con Morbid Angel y otros titanes del death metal floridano, pero su sonido cálido y ejecución cadenciosa acumulan matices y recovecos que generan formas sutilmente fascinantes. Sin inventar nada realmente nuevo, la presentación del contenido resulta totalmente novedosa y brillante.

Conjureth – The Parasitic Chambers (Memento Mori)

Segundo disco de esta nueva formación estadounidense de death metal que mezcla con soltura el estilo floridano con melodías de reminiscencias suecas en una fórmula flexible, con canciones breves y concisas, que no descuida el ruido ni la agresividad. Las melodías recurrentes, simples pero llamativas, van surgiendo como por espasmos, contribuyendo a la lograda sensación de apremio. La diversidad y el movimiento resultantes consiguen labrar un estilo contundente con mucho juego estructural y una increíble fluidez y variación, que se aleja del OSDM canónico para llevar más allá la forma y dotarse de una verdadera personalidad a través del dinamismo y la riqueza melódica.

Demoniac – Nube negra (Black Legion Records/Edged Circle Productions)

Partiendo de un género limitado a efectos estilísticos, este grupo no teme fusionar la furia y el apremio de antaño con otras tradiciones musicales para incrementar la profundidad sin mermar un ápice el ímpetu característico. Cada vez más cómodo con el alma neoclásica que define buena parte de su identidad, desde los guitarreos acústicos y las largas frases de guitarra eléctrica hasta un nivel técnico verdaderamente deslumbrante, Demoniac visiblemente ama el thrash metal, pero lo aborda como vehículo y soporte, no como un ídolo al que adorar. Al incorporar sus numerosas influencias y excentricidades, diversas pero muy bien cohesionadas, estos chilenos otorgan una increíble flexibilidad al formato, conjugando su virtuosismo formal con una evolución exponencial y fulgurante, que tiene en este álbum su tercera y mejor entrega hasta la fecha.

Gridlink – Coronet Juniper (Willowtip Records)

Nueve años después del último álbum y tras superar un ictus por el camino, Takafumi Matsubara saca nuevo disco con su grupo insignia, que exhibe las mismas características que su extraordinario antecesor: un grindcore salvaje a velocidad endiablada que sirve de lienzo para las genialidades guitarrísticas de su creador. Los temas, extremadamente breves y totalmente distintos entre sí, son pequeñas piezas de experimentación con melodías, motivos u ornamentos que adquieren su plena dimensión en el contraste entre un ritmo acelerado e implacable y el guitarreo luminoso e imaginativo que les da vida. El álbum es tan breve que incluye una segunda parte con versiones sin voces de todas las canciones, no tanto por el gusto japonés por el karaoke como para que quede bien patente la proeza instrumental aquí lograda.

Ornamentos del Miedo – Frío EP (The Way of the Hermit)

Este EP de una one-man band burgalesa relativamente reciente pero altamente prolífica es una buena muestra en formato escueto para quien busque una aproximación inicial a su funeral doom de riffs melódicos y sugerentes, no excesivamente lánguido ni lento, con evidentes paralelismos con los Skepticism más recientes. Su planteamiento directo y con pocas florituras permite composiciones más centradas de lo habitual, redundando en una fórmula bastante ligera y accesible, dentro de las convenciones del subgénero, lo que en este caso no implica una concesión estilística y sí una mayor flexibilidad. Las canciones giran en torno a logrados riffs que afianzan el ritmo y segregan una sensación melancólica, liviana pero hermosa, que constituye tanto la personalidad como el encanto de este proyecto.

Plague Bearer – Summoning Apocalyptic Devastation (Nameless Grave Records)

El debut en formato largo de este proyecto paralelo de Drawn and Quartered debe mucho a la agrupación a la que está vinculada, pero se independiza de esta para desarrollar una atmósfera más lenta y maligna, con un estilo que retoma el black metal oscuro de la segunda ola y aporta más melodía en estructuras más lineales. Aquí también hay temas breves y compactos junto a exuberantes solos de guitarra, pero estos rasgos se funden muy bien con la sensación de culto místico y nocturno del black metal noventero, con canciones claramente diferenciadas entre sí y una notable disparidad de influencias de una pista a otra. Aunque pueda parecerlo, esto no es una mera recopilación de temas viejos, sino una reelaboración de los mismos para hacerlos más sólidos y completos, con un tono unitario y modernizado que convence más por lo redondo que por lo novedoso o sorprendente.

Sammath – Grebbeberg (Hammerheart Records)

Sammath está de vuelta con un nuevo álbum que recupera material y técnicas de un acervo de casi tres décadas para ofrecer un resultado tan agresivo como siempre pero más completo. Alternando entre asaltos furiosos de riffs cromáticos a toda velocidad y pasajes más lentos con explosiones de furia, el grupo logra un recrudecimiento de las técnicas habituales en el metal extremo, llegando a resultar en apariencia similar al war metal, pero sin perder la complejidad y profundidad del contenido. Los riffs black-metaleros de inspiración grindcore aderezados con la insistencia y cromaticidad del death metal ofrecen su mejor versión, junto a un empleo intermitente de la melodía y cambios de ritmo abruptos pero de gran efecto, en lo que posiblemente sea el disco más logrado y completo de esta formación hasta la fecha que supone el culmen de su madurez.

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Mención especial

Heavy Load – Riders of the Ancient Storm (No Remorse Records)

En esta web nunca hemos sido muy amigos de lo retro, pero con este disco es preciso hacer una excepción por varios motivos. En primer lugar, se trata del comeback definitivo: nada de 20 o 30, ¡sino la friolera de 40 años después! Además, no es un nuevo disco que salga de la nada, sino el fruto de más de tres décadas componiendo y puliendo material totalmente sólido y probado de principio a fin. Por último, supone la cumbre indudable de una larga evolución que dio comienzo a finales de los setenta y se vio truncada a mediados de la década siguiente, porque este álbum es en esencia lo que el grupo podría haber sacado en 1986, pero con años y años de rodaje y trabajo posterior. Por todo ello, no podemos sino alabar el retorno de estos yayos de titanio y disfrutar de lo mejor que han sacado nunca, casi medio siglo después de que comenzara su andadura.

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Discos dignos de mención

Cromlech – Ascent of Kings (Hessian Firm)

Esperado segundo asalto de Cromlech, con la misma personalidad de siempre pero a través de un enfoque más firme y centrado. Pese a beber de grupos del espectro del epic heavy metal relativamente poco conocidos, como Solstice, Brocas Helm o Cirith Ungol, en su estilo hay cabida para influencias del speed metal y también de otros estilos más extremos. La abundancia de interludios y repeticiones se ajusta muy bien a la atmósfera épica y cinematográfica que el grupo pretende transmitir, con partes de canciones muy marcadas y diferenciadas así como el uso de motivos dentro de un desarrollo lógico, de una forma similar al esquema de las bandas sonoras. Este es un excelente disco de heavy metal, que sabe respetar la tradición siendo al mismo tiempo personal y atípico.

Cruciamentum – Obsidian Refractions (Profound Lore)

Este grupo británico que tanto nos entusiasmó con su debut ha tardado ocho largos años en sacar la continuación, con una reforma casi completa de su plantilla por el camino. Estamos hablando de una de las mejores formaciones de OSDM de la década pasada, que aúna como casi ninguna otra las dos mejores bazas que presentaba esa tendencia, a saber, atmósfera densa y riqueza estructural, sin caer en los formulismos y trivialidades de muchos representantes posteriores de esa etiqueta. Este nuevo álbum está marcado por el mismo tono entre melódico y melancólico de su debut, pero aporta solos vertiginosos y riffs muy logrados en ese descenso a los infiernos que cualquier disco de death metal intenso debe ofrecer. Quien suscribe prefería el estilo más agresivo y solemne del primer EP, pero esto está realmente bien.

Cystic – Palace of Shadows (Chaos Records)

Después de dos EP bastante competentes, aquí llega el primer disco de este discreto grupo de death metal de Seattle, que aborda el estilo sombrío e inquietante de la escuela finlandesa pasado por el tamiz de la vertiente más rudimentaria e inmediata de la escena norteamericana. El resultado son canciones relativamente breves que emplean sencillos riffs angulares y una sobria estructuración para generar atmósferas envolventes gracias a unos ritmos por lo general contenidos. Tan modestos como efectivos, estos músicos consiguen su propósito con una economía de medios que hacen que su propuesta resulte aún más encomiable.

Fourth Monarchy – Nocturnal Odes of a Wandering Spirit (Autoeditado)

El fenómeno de los retornos después de muchos años se aplica también a formaciones más recientes, como estos italianos que sacan su segundo disco 16 años después del primero, impregnado en el mismo black metal exuberante con potentes riffs melódicos de guitarra, pero respaldados por teclados algo menos prominentes que antes y en un formato más concentrado. Aunque ya sea conocida, la propuesta funciona merced al logrado equilibrio entre la emotividad típica del negro metal mediterráneo y el dinamismo nórdico más veloz y cortante, con un uso eficaz del contraste entre riffs contrapuestos para mantener la tensión y otorgar riqueza y variedad a las composiciones. Esto no es un producto nostálgico, sino la continuación de algo que apenas llegó a asomar en su momento, y por ello es bienvenido de nuevo.

Malokarpatan – Vertumnus Caesar (Invictus Productions)

Este álbum encierra más o menos el mismo batiburrillo de influencias dispares que nos espantó en 2017 (speed metal, Mercyful Fate, la voz de Master’s Hammer y la influencia folk), sumándole más elementos incluso (percusión más black metal y música synth retro), pero de alguna forma suena más cohesionado que nunca. De la mezcla ha salido algo con verdadera personalidad, más allá de la fusión absurda o la pura experimentación, y ahora todo apunta en una misma dirección a pesar de la extrema heterogeneidad. Quien suscribe no tiene del todo claro si eso siempre había estado allí y no se había logrado manifestar o bien ha sido el resultado de una evolución prolongada, lo importante es que al menos en este disco hay un verdadero desarrollo propio y una propuesta sólida, y eso es lo único relevante más allá del hype generado.

Out of the Mouth of Graves – Shrines to Dagon (Vargheist Records)

Es un tanto complicado encontrar cosas con verdadero valor dentro de la producción de un colectivo que saca a razón de cuatro o cinco discos al año, pero el triunvirato que se esconde detrás de Vargheist Records no es cualquier banda de aficionados sin ningún control de calidad. Como en otros de sus proyectos, aquí tenemos un death metal primitivo, caótico y disonante, pero en este álbum en concreto el contenido está un poco más centrado y ordenado. Lo que tenemos aquí es un trasunto rudimentario del death/grind descarnado pero envolvente de Psionic Madness, que sacrifica la construcción de atmósferas por una mayor concisión e impacto. El resultado es más sencillo y quizá algo menos interesante, pero no por ello deja de merecer un par de escuchas.

Sepulcrum – Lamentation of Immolated Souls (Chaos Records)

Este año ha sido realmente bueno para el metal chileno: además de Blood Oath y Demoniac, cabe también destacar el debut de otro grupo muy joven que retoma el estilo death/thrash de los primeros Pestilence, aderezado con aportaciones de las diversas escenas que han marcado el death metal a nivel global. La producción espesa pero potente y sobre todo la pericia y cohesión en la ejecución terminan de redondear un enfoque que consigue un excelente equilibrio entre agresividad y atmósfera, especialmente tratándose de un primer disco. La música que puede escucharse aquí, pese a sus múltiples virtudes, parece seguir buscando su verdadera personalidad, pero todo indica que el grupo pronto encontrará el camino.

Thanatomass – Hades (Living Temple Records/LVX MorgenStern)

En su primera incursión en el formato largo, este joven grupo ruso retoma el estilo caótico y expansivo de unos Katharsis para lanzar un apocalipsis sonoro que es mitad misa negra, mitad combate entre demonios. Pero no solamente tiene el acierto de recuperar una fórmula ya casi olvidada en nuestros días, sino que la adereza con influencias de un black metal más antiguo y pausado que terminan de redondear las aristas más ásperas y encaminan la narración a lo largo de un viaje hipnótico. Tenemos aquí a los herederos de Pseudogod, en una vertiente algo más arcaica pero igual de vibrante, para los amantes del metal negro más estridente.

Varathron – The Crimson Temple (Agonia Records)

Nuevo disco de la formación de black metal griego por excelencia, con canciones sobresalientes y muy trabajadas, que no defrauda ni mucho menos, aunque este cronista no puede evitar percibir que el grupo ha estandarizado un poco la fórmula y repite con escasas variaciones el mismo modelo y la misma estructura que empleó para su álbum anterior. No podemos quejarnos demasiado, porque Varathron ha sido uno de los mejores ejemplos recientes de perseverancia en una evolución constante, pero también es cierto que este nuevo disco es menos sorprendente y especial que los dos o tres anteriores. En todo caso, el nivel tanto técnico como artístico sigue siendo muy elevado, por lo que este nuevo título no deja de ser una adición más que digna a una discografía absolutamente esplendorosa.

Belisario, diciembre de 2023

Escuchando: Cultus Sanguine – 2023 – Dust Once Alive


2 respuestas a “Los mejores discos de metal de 2023”

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