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Los mejores discos de metal de 2016



 Aquí está la lista de mejores discos de 2016, tarde como siempre, para poder darle al menos un par de escuchas a cada álbum y tener algo realmente interesante y fundamentado que decir al respecto. El año pasado, en mi primera selección personal de favoritos, ya expliqué en detalle la pertinencia y el sentido de este tipo de listados, así que no me extenderé más sobre ello. Sólo cabe puntualizar que esta vez hay más títulos reseñados que la última, no sólo porque quien suscribe ha escuchado mucha más música reciente, sino porque en su opinión este año la cosecha ha sido mejor.

 La lista que encontrarán a continuación incluye una sana mezcla de formaciones y músicos nuevos y veteranos de distintas corrientes y estilos, cuyo rasgo en común es ser en cada uno de los casos metal auténtico y sincero. La selección también puede leerse como un compendio personal de buena parte de lo escuchado durante el año, de ahí que en una segunda parte figuren también muchos otros álbumes no tan destacados, con el comentario más o menos negativo que merecen, e incluso una serie de galardones para distinguir lo más nocivo y reprobable.

 Por otra parte, la tendencia espuria de grupos y discos post-metal, post-hardcore y post-buen gusto parece haber remitido o al menos haber dado tregua, por lo que la mayoría de listas comerciales y mainstream se han visto obligadas a tirar de viejas marcas exhaustas que todavía venden bien o de grupos de rock o punk más o menos ruidosos para maquillar la sequía. Se trate o no de una casualidad, no deja de ser algo positivo para la salud del metal y también para la satisfacción de quienes lo apreciamos, razón por la cual es motivo de celebración.


Discos destacados de 2016


     

 Cirith Gorgor - Visions of Exalted Lucifer (Hammerheart) 

 Al oír este disco por primera vez, podría pensarse que se trata de otro álbum recurrente y poco original de un grupo veterano no muy destacado. No obstante, si uno se fija en sus fantásticas melodías, su percusión variada e imaginativa y la forma en que los riffs de guitarra cabalgan una y otra vez en sutil equilibrio sobre la batería, se dará cuenta de que está ante una obra sobresaliente de clásico black metal satánico al estilo noventero, escasamente innovadora pero muy lograda. Desconozco si los discos anteriores de estos holandeses merecen o no la pena, pero está claro que éste en concreto sí es digno de ser escuchado.


     

 Cóndor - Sangreal (Gomorrah) 

 Nuestros colombianos favoritos llegan con nuevo disco tras una espera sorprendentemente breve, lo que demuestra que su fecunda racha creativa sigue adelante. Esta nueva obra tiene más de neoclasicismo que de rock setentero, con más partes acústicas e influencias medievales y barrocas, pero su heterogéneo heavy metal extremo sigue recurriendo a los solos melódicos como ejes para articular las distintas partes de unas composiciones cada vez más complejas y estudiadas. La calidad de la producción ha mejorado notablemente, sin que ello implique una claudicación de su alma libre, y el estilo, o la mezcla de ellos, sigue siendo tan inclasificable como siempre. Parece haber discrepancias en la recepción de este nuevo álbum, más diverso y polifacético que los anteriores, pero lo indiscutible es que no hay más grupos que suenen como Cóndor, y que son muy pocos los que comparten su libertad creativa y su valentía a la hora de explorar y trascender barreras y géneros en pos de una fórmula tan erudita como única.


     

 Dead Congregation - Sombre Doom EP (Martyrdoom) 

 Se dice de ellos que son una copia de Incantation, pero estos griegos son mucho más que meros imitadores. Profundizando en el death metal más oscuro y atmosférico, alcanzan cotas de originalidad y poder que la mayoría no llega siquiera a rozar. En esta ocasión, su espíritu independiente se marca un nuevo éxito, al condensar en un potente EP de dos canciones lo que otros grupos estiran en exceso para dar forma a un álbum mediocre. El primer tema escenifica un lento descenso hacia el abismo que el segundo y último se encarga de resolver con furia y determinación. El grupo domina su arte y lo conduce a su antojo, lo que no puede sino regocijar a quienes lo disfrutamos.


     

 Exmortus - Ride Forth (Prosthetic) 

 Erróneamente catalogado como thrash/death metal en base a algunos de sus elementos externos, este grupo californiano practica un power metal inequívocamente canónico con un moderno barniz extremo, que tiene mucho más de Running Wild que de Arch Enemy, por ilustrar con dos ejemplos. Exmortus hace gala de los mejores atributos del género, como son la destreza de sus músicos y su radiante energía, evitando en gran parte los defectos más habituales, tales como la tendencia a un formato estrofa-estribillo convencional y simplón o la sobrecarga de elementos espurios que lastran innecesariamente las composiciones. En sus mejores momentos, el asalto de doble guitarra consigue desgranar melodías de raigambre clásica plenas de armonía y poder, en otros, la música regresa a un heavy metal lo bastante típico como para que el disco en su conjunto resulte bueno, pero no excelente. Este último rasgo probablemente acabe redundando en tedio tras reiteradas escuchas, pero conocer y oír el álbum al menos un par de veces sí es una experiencia grata e interesante.


     

 Infamous / Gratzug - Infamous / Gratzug Split (Hammerbund) 

 Este compartido presenta dos partes muy desiguales: por un lado, un genérico grupo bávaro llamado Gratzug, con su música plana y lineal, por el otro, lo que probablemente sean los temas más logrados de la sobresaliente formación siciliana Infamous, en la línea de su fantástico disco anterior, Tempesta. Las tres canciones de Infamous hacen gala de su habitual black metal áspero pero profundamente emotivo, cuya sobredosis de melancolía se ve compensada por una percusión dinámica y macarra y una estructura concéntrica que asegura una narración variada y equilibrada, ofreciendo todo un viaje por diversos paisajes y estados de ánimo en apenas veinte minutos de duración.


     

 Master - An Epiphany of Hate (F.D.A. Rekotz) 

 Desde su refugio moravo, el incansable Paul Speckmann vuelve con nuevo disco bajo el brazo, esta vez en una vena más punk dentro de la primigenia fusión de speed metal y hardcore punk que esta leyenda del underground lleva desarrollando desde mediados de los ochenta. Las canciones son rápidas, directas y potentes como de costumbre, pero lo suficientemente distintas de todo lo hecho anteriormente, en este caso, mediante un retorno al estilo original de Death Strike para insuflarle nueva vida, y exhibiendo el tono más desfigurado que jamás ha salido de su garganta. Al igual que The Human Machine hace seis años, este álbum se centra temáticamente en la pérdida de libertad del individuo en un mundo cada vez más controlado, un enfoque que no hace sino ganar en vigencia con los años. Desde hace décadas Master es sinónimo de música auténtica, honesta y relevante, y este nuevo título no es ninguna excepción.


     

 Mortem - Deinós Nekrómantis (Iron Pegasus) 

 He aquí una de las sorpresas del año para un servidor, un disco realmente bueno de un grupo bastante antiguo. En él, los peruanos Mortem exhiben la clásica mezcla de speed y death metal que caracteriza a las primeras formaciones sudamericanas, con una ferocidad sin compromisos y numerosos cambios de ritmo y variaciones que liman cualquier atisbo de monotonía en un estilo que puede llegar a ser muy limitado y repetitivo. La clave es que han conseguido crear canciones bien diferenciadas y con identidad propia, que tienen casi el mismo contenido individual que la mitad de un disco de otro grupo menor. Estos veteranos han logrado hacer eso que parece tan difícil para la mayoría de grupos consagrados, un álbum con características similares a los anteriores, pero a lo bestia, más potente, compacto e intenso que nunca. Quizá ayude el hecho de que, a pesar de existir desde los años ochenta, al igual que Pentagram Chile no empezaron a publicar música hasta mucho después, lo que hace que aún tengan algo fresco que aportar.


     

 Pensées Nocturnes - À boire et à manger (Autoeditado) 

 Éste es sin duda el disco más raro e inusual de los aquí comentados, y probablemente el más difícil de asimilar en un primer momento. Partiendo de un sólido trasfondo en el underground del black metal francés, su autor no tiene reparos en admitir influencias de la música cabaretera, circense, swing y music hall de mediados del siglo pasado, con los instrumentos de viento y cuerda correspondientes, para construir un híbrido sumamente peculiar que desconcierta en gran medida hasta que uno consigue atisbar la profunda cohesión interna. Si la mezcla funciona es porque no deja de ser verdadero metal, y porque los instrumentos heterodoxos también están tocados de verdad, lo que redunda en una propuesta sincera e íntegra, que consigue sonar melancólica y oscura pero también suficientemente variada y festiva. Las letras en francés, con innumerables juegos de palabras irónicos y grotescos terminan de conformar un conjunto al que no es fácil acceder, pero cuya originalidad y absoluta independencia son más que evidentes.


     

 Ripper - Experiment of Existence (Unspeakable Axe) 

 Este año nos ha traído el segundo asalto de los chilenos Ripper, que ya nos sorprendieran en 2014 con un debut que partía de la fórmula esbozada por Merciless a principios de los noventa para crear nueva música con un ímpetu renovado. Este álbum ahonda en aquel eslabón perdido del proto-death metal a modo de lenguaje ya fijado y consagrado con el que expresar algo propio y distinto, evitando una aproximación de tipo nostálgico y retro mediante la recombinación coherente de viejas formas reconocibles. Este segundo título es más potente e intenso, como corresponde a las segundas partes bien entendidas, y en él se hace patente lo mucho que ha crecido el grupo, cuyo notable nivel musical se manifiesta claramente en composiciones fluidas y sólidas de sobresaliente ejecución, solos brillantes y una rica instrumentación (el bajo sobre todo). Ripper ha escogido la vía difícil que consiste en pulir un estilo existente hasta lograr una versión más pura, y los resultados son indudablemente excelentes.


     

 Serpent Ascending - Ananku (I, Voidhanger) 

 En el primer disco en solitario de su proyecto paralelo, Jarno Nurmi, cantante de Desecresy, nos presenta lo que parece un death metal sencillo y minimalista con la composición por capas propia de su grupo anterior y el mismo efecto ambiental, pero sumándole un dinamismo y una variedad extraídos sin rubor de distintos palos del heavy metal, que recuerdan a los primeros discos de Therion. Esta fórmula diversa y al mismo tiempo compacta funciona tan bien que resiste escuchas reiteradas, resultando cada vez más inspiradora a medida que uno deja atrás una primera impresión de simplicidad para pasar a admirar la fluidez y concisión de cada una de sus partes y las transiciones entre éstas. Difícilmente encasillable en un subgénero u otro, Ananku logra la rara proeza de sonar muy personal empleando elementos absolutamente básicos, toda una rareza en nuestros días.


     

 Sorcier des Glaces - North (Obscure Abhorrence) 

 El hechicero de los hielos está de vuelta con el que quizá sea su disco más logrado hasta la fecha, una versión depurada del black metal melódico y emotivo de riffs largos y épicos y clara inspiración nórdica con el que nos ha deleitado ya repetidas veces. En esta ocasión la música es más luminosa y sugerente que nunca, con una producción cristalina que, lejos de disipar la atmósfera, refleja la cuidada instrumentación y materializa fielmente los paisajes nevados y ambientes gélidos evocados en las letras. El grupo se retrata en su más alto nivel compositivo, con estructuras firmes y equilibradas, una narración fluida y controlada y un sonido perfectamente acorde con lo que desea plasmar en la imaginación del oyente. Con North, Sorcier des Glaces ha alcanzado la cúspide de su visión tradicionalista, con un disco a la antigua usanza que logra ser único y distintivo.


     

 Tarnkappe - Winterwaker (Hammerheart) 

 Recuperando el estilo de los grupos nórdicos melódicos más agresivos, como Gorgoroth, Setherial o incluso Zyklon-B, Tarnkappe le insufla nueva vida sin caer en la monotonía y el edulcoramiento que acabaron por hundirlo. Luminoso pero áspero a la vez, con la suficiente variedad como para eludir el tedio, este disco supone una fantástica experiencia auditiva a pesar de no inventar nada a efectos estilísticos, y constituye un perfecto vehículo para el sentimiento nostálgico y romántico de apego al terruño transmitido por el grupo y expresado en su lengua materna, el neerlandés, probablemente el idioma más demoníaco que uno se puede echar en cara.


     

 Voivod - Post Society EP (Century Media) 

 Tras su último y excelente disco de 2013, Target Earth, Voivod regresa en una línea similar con un formato más reducido que no por ello presenta menor relevancia. Este nuevo EP incluye cuatro canciones originales que mezclan su peculiar variante de speed metal entreverado de punk disonante y estructuras progresivas con influencias del rock moderno, fusión que debe entenderse no en términos de simplificación y adecuación a un paradigma más accesible, como suele ser lo habitual, sino como apropiación de nuevos elementos para su incorporación a un lenguaje que pese a seguir siendo reconocible también se ve positivamente rejuvenecido. Los nuevos temas tienen identidad y fuerza propias, y encajan perfectamente con unas letras fascinantes que abordan distintos aspectos agridulces de la vida moderna. ¿Un grupo viejo, decían? Esto es pura actualidad.


     

 Zealotry - The Last Witness (Lavadome) 

 Aquí está el segundo trabajo de los bostonianos Zealotry tras su brillante debut en la línea heterodoxa y disonante de Demilich y Timeghoul, influencias a las que se suma un gusto por lo atmosférico muy propio de Incantation. La fórmula primigenia se ha vuelto más concreta y sistemática, pero también algo simplificada y más reiterativa de lo deseable. Las canciones a medio tiempo consiguen generar ambientes densos, pero se echa de menos algo más de dinamismo e inventiva. A pesar de sus carencias formales, el disco es coherente, personal y muy disfrutable, la mejora en el ámbito técnico es notable y todo parece indicar que estamos en la penúltima fase de desarrollo de la crisálida, justo antes de que surja un lepidóptero totalmente formado que no tenga miedo de echar a volar hacia territorios inexplorados.



Discos NO tan destacados


 Abbath - Abbath (Season of Mist) 

   -PREMIO DEL AÑO AL RECICLAJE-  

 En su debut en solitario, Abbath nos deleita con una regurgitación en clave heavy metal/hard rock de lo que podía escucharse en el Sons of Northern Darkness de Immortal, que a su vez era una copia barata de la reinterpretación de su estilo original desde el heavy metal plasmada en At the Heart of Winter. Como se imaginarán, con tanto trasvase el contenido primigenio se ha perdido en su mayor parte, y este nuevo disco suena a una mezcla de Tesla y Judas Priest con un ligero barniz black metal que, a estas alturas, ya es lo de menos. Esta bazofia solamente logrará engañar a los menores de edad que nunca hayan escuchado black metal, como le ocurrió en su momento a un servidor con Sons of Northern Darkness (por fortuna, logró reponerse).


 Agatus - The Eternalist (Hells Headbangers) 

 Que este disco pueda llegar a encandilar es algo que se explica únicamente por pura nostalgia. Estos veteranos atenienses presentan una mezcla de black metal griego con un heavy metal clásico a caballo entre Judas Priest y Running Wild y algunas pinceladas de Bathory, una fórmula que engancha y mucho, hasta que uno se percata de que es un placer culpable, porque se trata de una simple suma de elementos, sin aportación ni síntesis, algo así como lo que hace Ghost aunque por fortuna sin payasadas ni marketing. Mejor quedarse con los originales: Varathron, Cirith Ungol o Crimson Glory, o a lo sumo con fusiones logradas, como Macabre Omen.


 Antaeus - Condemnation (Norma Evangelium Diaboli) 

 Los míticos parisinos ponen el piloto automático para un nuevo disco tan inesperado como decepcionante, que no va más allá de un refrito redundante de todos sus trabajos anteriores, que aparecen aquí con sus rasgos externos pero sin la pasión y la furia incondicionales que los caracterizaban. La ejecución es digna y la intensidad constante, pero recorriendo caminos trillados no es posible arribar a nuevas metas.


 Asphyx - Incoming Death (Century Media) 

 Riffs acerados, voces desgarradoras y percusión aplastante: este disco lo tiene todo para triunfar. El problema es que el contenido es el mismo que podía oírse en Deathhammer, que ya era en sí un calco de la versión modernizada de su estilo clásico magistralmente pergeñada en Death... the Brutal Way. Por el camino se ha colado un afán simplificador que hace que todo suene más obvio y simplón además de redundante, convirtiendo su característico doom-death en una especie de punk de consumo rápido para fans tan fieles como acríticos.


 Blood Incantation - Starspawn (Dark Descent) 

 Amparados en un aura de grupo nuevo distinto y refinado, Blood Incantation presenta un primer álbum ambicioso pero estéril, que imita más que asimila una multitud de influencias que abarcan desde Timeghoul hasta reminiscencias de Florida y Gotemburgo en un batiburrillo diverso y bien orquestado pero tremendamente fracturado y disperso. Notable ejercicio, pero mal disco.


 Bölzer - Hero (Iron Bonehead) 

   -PREMIO DEL AÑO A LA IMPOSTURA-  

 Lo intuido en sus primeros EP sale claramente a la luz en su flamante debut: Bölzer no es el grupo nuevo y diferente con el que muchos parecían soñar. Su música es básicamente rock alternativo al estilo Alice in Chains, al que se suman riffs metálicos e influencias algo más épicas (Primordial) o adustas (los últimos Celtic Frost) para conformar un todo que parece distinto sin serlo, porque las estructuras estrofa/estribillo son totalmente convencionales, las canciones se centran en la voz igual que en el pop y las letras difusas y banales dejan entrever que no hay ninguna idea ni concepto sólidos que fundamenten el proyecto, sólo las ganas de figurar y hacerse famosos, cosa que al parecer están consiguiendo. Para quienes lo quieren todo bien mascadito, aquí están los Deafheaven de 2016.


 Chthe'ilist - Le dernier crépuscule (Profound Lore) 

 A pesar de sus similitudes con Zealotry, con quien comparte un miembro clave, este joven grupo quebequés no consigue digerir bien las influencias de Demilich y Timeghoul, que salen a la luz de forma demasiado obvia, lastrando su pretensión de originalidad. Aquí hay mucho potencial, pero también hace falta desbastar mucho.


 Cultes des Ghoules - Coven, or Evil Ways Instead of Love (Under the Sign of Garazel) 

   -PREMIO DEL AÑO AL SOPOR-  

 Esto suena como si un grupo de heavy metal convencional quisiera hacer rock ocultista setentero con canciones de veinte minutos (¡!) y un deje seudogótico extraído de las canciones más aburridas de Bauhaus. La fórmula espesa y simplona se convierte pronto en un tedio absoluto, que más parece música de fondo con recitados aleatorios que otra cosa, sin atmósfera ni contenido dignos de ese nombre. Reto a cualquiera a escucharlo entero dos veces, yo no he sido capaz.


 Darkthrone - Arctic Thunder (Peaceville) 

 Hace tiempo que Darkthrone son la sombra de sí mismos, sobre todo desde que decidieron convertirse en la sombra de todo aquello que les gustaba cuando empezaban a tocar. Provista de cierto gancho y una indudable fluidez, su mixtura vintage de crust punk y heavy metal no deja de ser un surimi de viejas glorias, incluida la suya propia. Lo peor de todo no es el disco en sí, quizá el menos flojo y el más black metal que hayan sacado en una década, sino la evidencia de que serían capaces de hacer algo mucho mejor pero prefieren vivir de las rentas, propias y ajenas.


 Deathspell Omega - The Synarchy of Molten Bones (Norma Evangelium Diaboli) 

   -PREMIO DEL AÑO A LA SOBERBIA-  

 El problema de este grupo no es que sea malo, sino que intenta vender algo que no es. Su espeso manto de black metal genérico adornado con rasgos disonantes efectistas, muy trabajados, eso sí, “técnicos” incluso, encandila a legiones de fans que no se percatan de que dichos arreglos están tomados de las técnicas habituales de cualquier grupo de metalcore. Una vez disipado este misterio, su fórmula se revela como el producto derivado y redundante que es, cuya cualidad de “raro” o “inusual” que alaban sus seguidores es puramente superficial. Pero el defecto más irritante quizá sea la pretenciosidad de su postura, sus letras y su temática, igual de opacas y al mismo tiempo igual de vacías que su música. Con menos aspavientos y tonterías, otros hacen discos mucho mejores.


 Deströyer 666 - Wildfire (Season of Mist) 

 Pasados unos años desde su último larga duración, K.K. ha rehecho completamente la formación y regresa con un nuevo disco que deja atrás su habitual thrash/black metal agresivo y macarra para decantarse por lo que, en sus estructuras simples y circulares, coros y letras predominantemente frívolas, más bien parece una amalgama de heavy metal y hard rock muy similar a la de los primeros Mötley Crüe. No sé qué sentido tiene escuchar esto pudiendo revisitar el Shout at the Devil.


 Gevurah - Hallelujah! (Profound Lore) 

 Este grupo quebequés estira la fórmula medio interesante de su primer EP hasta convertirla en un disco larguísimo sin añadir nuevas ideas, limitándose a repetir hasta la saciedad los mismos motivos sencillos y architrillados, con máximas en latín y samples de gregoriano incluidos. Todo eso ya lo hizo Funeral Mist hace tiempo, y ni siquiera entonces era algo tan maravilloso.


 Gorguts - Pleiades' Dust EP (Season of Mist) 

   -PREMIO DEL AÑO A LA DESORIENTACIÓN-  

 Luc Lemay sigue profanando su legado con el alegre respaldo de la cohorte de hipsters de la que se rodea desde que resucitó su grupo. Lo que antes fuera death metal rítmico, salvaje y disonante ha degenerado en una especie de jazz improvisado o música de ascensor en clave metal sin dirección firme ni aparente razón de ser. Este EP está compuesto por una sola pista de 33 minutos, cuyo contenido es tan aleatorio e inconsistente como la temática escogida (la conservación de la literatura clásica en el Bagdad medieval, telita). Carente de ejes y vertebración, se limita a dar vueltas y vueltas en torno a motivos recurrentes, enfangándose entre excesivo relleno. ¿Dónde quedó ese espíritu clarividente que engendró el Obscura?


 Grave Miasma - Endless Pilgrimage EP (Sepulchral Voice) 

 El más exitoso clon de Incantation en la pérfida Albión tiene nuevo título, que recoge en esencia los mismos defectos que lastraron su debut: apuesta exclusiva por la atmósfera en detrimento de todo lo demás; temas largos, grises y redundantes sin desarrollo ni desenlace y riffs rítmicos que mecen sin llegar nunca a arrancar. Por su parte, la nueva temática hindú tiene un rancio aroma new age, igual que el ineludible sitar. Eso sí, entre las escasas virtudes podríamos mencionar que la cosa no dura más de media hora.


 Graveland - 1050 Years of Pagan Cult (Heritage Recordings) 

 Rob Darken presenta su tercer disco de canciones regrabadas, esta vez con una reinterpretación de su repertorio más clásico con la formación actual del grupo. Las canciones suenan bien, porque siempre han sido muy buenas, pero la producción moderna y cuidada rompe la atmósfera mágica y auténtica que algunos hemos asociado a estas composiciones, sin ofrecer nada realmente valioso a cambio. Quien necesite algo nuevo de este grupo hará mejor en escuchar la parte correspondiente en el compartido The Spirit Never Dies de este mismo año (la de Nokturnal Mortum no merece la pena).


 Krypts - Remnants of Expansion (Dark Descent) 

 Si, como afirman algunos, Dead Congregation son los alumnos más aplicados de la escuela de Incantation, Krypts se conforman con pedalear contentos dentro del pelotón. El death metal profundo y cavernoso pero también genérico de su debut vuelve a emerger aquí sin que haya la más mínima novedad o desarrollo. He aquí un indolente ejercicio de imitación destinado más pronto que tarde a caer en el olvido.


 Metallica - Hardwired... to Self-Destruct (Blackened) 

   -PREMIO DEL AÑO AL SACACUARTOS-  

 Parece ser que hasta para Metallica los conciertos y el merchadising no bastan, por lo que también hay que sacarle la pasta a la gente con nueva música irrelevante. Este producto es un reclamo perfecto, siendo en esencia un estudiado refrito de elementos de todos los álbumes anteriores con nuevo aire y producción cristalina, y asimismo una falta de originalidad insultante. Esta golosina pop-rock se venderá como churros, haciendo que Cliff Burton vuelva a revolverse en su tumba como lleva haciendo casi desde el día en que llegó a ella.


 Mithras - On Strange Loops (Galactic) 

 Estos ingleses han tratado de marcarse un Worlds Beyond the Veil II, que acaba siendo una mala secuela de su brutal death etéreo y espacial, con composiciones mucho menos consistentes y singulares, voces que entran a destiempo y demasiado material reciclado de discos anteriores así como del reciente trabajo con Sarpanitum, por no hablar del exceso de interludios, quizá la única sombra en su disco emblemático. Mithras está en horas bajas, y el resultado se resiente.


 Nucleus - Sentient (Unspeakable Axe) 

 ¡Otro clon más de Demilich! Ya son varios este año, aunque en este caso la influencia es más superficial que otra cosa, determinando únicamente elementos individuales por encima de una base que remite al lenguaje clásico del death metal estadounidense, con algo de death’n’roll para animar un poco el conjunto y, de paso, volverlo más simple. No deja de ser un poco pretencioso apuntar tan alto para luego quedarse en lo de siempre.


 Profanatica - The Curling Flame of Blasphemy (Hells Headbangers) 

 Paul Ledney nunca ha sido sinónimo de complejidad musical, pero esta vez la apuesta por el minimalismo se le ha ido de madre. A su fórmula habitual de death/black metal básico y carnívoro se suman aquí algunos retazos de melodía que no quedan del todo mal, pero el conjunto es tan lento y monótono que nunca termina de arrancar. La percusión y sobre todo las voces, por su parte, están ahogadas en un mar de distorsión que daría dolor de cabeza a Stephen O'Malley. Esta vez, Profanatica parece haber llegado a un callejón sin salida, cuyo síntoma más visible es lo viejo que se ha quedado el sempiterno tema de la blasfemia.


 Root - Kärgeräs - Return From Oblivion (Agonia) 

 Este viejo grupo checo fue toda una inspiración para la primera ola de black metal nórdico merced al speed metal oscuro y virulento de sus inicios. Pronto pasaron a un heavy metal teñido de rock operístico no desprovisto de cierta originalidad pero sí un tanto cansino para quien se hubiera entusiasmado con su estilo primigenio. Este nuevo disco es un episodio adicional de la saga mitológico-satánica del mismo nombre comenzada veinte años antes. Quien ya haya escuchado la primera parte se percatará de que, como ocurre con muchas películas, la secuela suele ser redundante, gratuita y pesada.


 Rotting Christ - Rituals (Season of Mist) 

 Tengo gran aprecio por los hermanos Tolis, pero eso no debe impedir que uno sea objetivo. Con este disco suman otra pieza más de heavy metal sobreproducido en el que una multitud abigarrada de estilos e influencias chocan entre sí sin que el resultado sea claro ni concreto. Sus álbumes más recientes funcionan en cierto modo como la música dance de los noventa: intensidad continua, muchos efectos y elementos étnicos/exóticos, subidones recurrentes y, a fin de cuentas, escaso contenido. Antes que perder el tiempo con esto, un servidor prefiere apoyarles yendo a verles en concierto (cosa muy recomendable) o comprando las reediciones de sus viejos clásicos.


 Sodom - Decision Day (Steamhammer) 

 Angelripper y los suyos llevan ya más de dos décadas recociendo una y otra vez el Agent Orange con distintas salsas, pero lo que uno no esperaba es que terminaran por llegar al pop metal. Decision Day es sencillamente lo más simple y convencional que han parido hasta la fecha, y podría figurar perfectamente en cualquier catálogo de seudometal comercial e inofensivo al lado de Kreator, In Flames o Sabaton, haciendo que M-16 (que un servidor consigue disfrutar, aunque con cargo de conciencia posterior) parezca un discazo de speed metal en comparación.


 Teitanblood - Accursed Skin EP (Norma Evangelium Diaboli) 

 El reconocido dúo madrileño repite en formato EP el mismo esquema de su último disco: canciones interminables con atmósfera y cierta estética personal que se echan a perder por sus riffs simples y reiterativos y el uso de elementos genéricos y trillados. El resultado final es una mezcla de war metal y crust punk perfectamente anodina, cuando por sus primeras composiciones (Black Putrescence of Evil) podía intuirse que estos músicos eran capaces de más, como el alumno aventajado de una clase que termina por acostumbrarse a los aprobados raspados que no le suponen esfuerzo. Las ideas y los recursos parecen estar ahí, sólo falta la voluntad y el trabajo.


 Ungod - Bewitched by Sins and Lust (Final Gate) 

 Los veteranos bávaros tienen nuevo álbum que suena superficialmente bien a la primera escucha, pero pronto desvela unos temas más bien grises y convencionales que no están a la altura del peculiar black metal orgánico, compacto y malicioso de su época clásica ni del sobresaliente título tras su reunión, Cloaked in Eternal Darkness. Es triste y también difícil tener que criticar una incorporación insatisfactoria a una discografía por lo demás excelente, pero no hacerlo sería faltar a la verdad y traicionar todos los principios más nobles del underground.


 Urfaust - Empty Space Meditation (Ván) 

 Esta formación es un buen ejemplo de una idea interesante y original que no llega a buen puerto por falta de desarrollo. Las voces peculiarísimas y la lograda intención ambiental y medievalizante sorprenden gratamente en un primer momento, pero pierden pronto su efecto al verse estiradas en canciones larguísimas y penosamente reiterativas. El disco en conjunto suena como las canciones del Hvis Lyset Tar Oss y el Filosofem de Burzum si hubieran sido compuestas y ensayadas en diez minutos, lo que tal vez sea cierto. El espíritu punk tiene su encanto, y la originalidad es manifiesta, pero un poco de disciplina y organización no vendrían del todo mal.


 Vader - The Empire (Nuclear Blast) 

 Los míticos death-metaleros polacos llevan ya muchos años diluyendo su fórmula original rabiosa y veloz en títulos relativamente bien ejecutados pero cada vez más amables y convencionales. Llegados a este punto, la novedad es un disco que salta directamente al heavy metal en la mitad de sus canciones, lo que desde un punto de vista tanto histórico como evolutivo supone un paso atrás. Lo que no funcionó con Panzer X tampoco tiene por qué funcionar con Vader, pero a Nuclear Blast sólo parece importarle que los resultados sean accesibles y se puedan vender bien.


 Vektor - Terminal Redux (Earache) 

 Este disco se abre con piezas de speed metal sólido e imaginativo que podrían haber conformado un excelente álbum breve, pero la excesiva duración de los temas, su sucesión interminable y la progresiva incorporación de elementos foráneos acaban por torpedear el buen comienzo. De poco sirve el virtuosismo si uno no sabe terminar las canciones.





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