Mefitis – The Skorian // The Greyleer (2024)


Mefitis – The Skorian // The Greyleer (Profound Lore Records, 29 de noviembre de 2024)

El final del año nos trae el esperado regreso de Mefitis, tras tres años de incertidumbre sin saber cuándo habría más publicaciones suyas. El grupo edita su tercer disco a través de un sello más bien grande (Profound Lore), sin que ello suponga por fortuna ningún compromiso en términos de integridad artística. De hecho, más que un nuevo larga duración al uso, lo que tenemos aquí es un experimento sonoro que junta en una misma obra dos sesiones de grabación realizadas en fechas y lugares distintos, que bien podrían ser dos EP diferenciados por lo dispares que resultan, aunque el contraste entre ellos presenta un innegable interés.

El aspecto experimental se extiende también al material empleado para grabar, cinta analógica posteriormente digitalizada, lo que a un lego tecnológico como quien suscribe se le antoja más difícil de editar, pero confiere al sonido una calidez y una profundidad alejadas de la ubicua esterilidad digital. También hay cambios en lo relativo a la portada, que esta vez es muy expresiva –a pesar de la horrible fuente escogida para el título– y tiene relación directa con el contenido, a diferencia de la del segundo álbum (Offscourings), que fue una forma radical de desmarcarse de los tópicos del death metal, un buen reflejo, por otra parte, de lo que esta formación trata de hacer en casi todos los niveles.

En esta nueva pieza encontramos el mismo estilo de base que mezcla las ambiciosas estructuras de los primeros At the Gates con la atmósfera oscura y mórbida del death metal finlandés, sumadas al afán diferenciador y el ánimo explorador presentes en el segundo disco además de los mismos giros y elementos llamativos de siempre, que no son ganchos al uso, sino arreglos detallados u opciones compositivas deliberadas. The Skorian // The Greyleer es igual de narrativo que Offscourings, en el sentido de que cuenta claramente una historia, ambientada en el mundo fantástico de desolación posapocalíptica (“Skoria”) creado por el grupo desde sus comienzos.

Tras una primera parte más similar a su debut (Emberdawn), la segunda muestra influencias claras pero muy bien asimiladas del rock gótico, con un resultado muy interesante, menos homogéneo que otros trabajos anteriores pero también más variado. Hay también voces en limpio especialmente logradas, y sobre todo más coros que nunca y en un registro más teatral, con cierta influencia de Arcturus e incluso Emperor, que contribuyen a añadir viveza a los acontecimientos narrados. Es fascinante ver cómo este proyecto va evolucionando, capitalizando sus desarrollos previos y añadiendo otros nuevos, sin que la exploración de nuevos terrenos menoscabe la coherencia con el material anterior.

El grupo hace gala de la misma alergia a la repetición y al estancamiento de siempre, con muchos elementos que suenan en una única ocasión o se repiten tan sólo dos veces en lugar de cuatro como es habitual, lo que añade un toque de sugerente extrañeza a la escucha. Los riffs esgrimidos son siempre sobresalientes y están encajados en estructuras que les sacan todo el partido, con contrapuntos que a veces tardan en llegar pero siempre están en su sitio y piruetas inesperadas hacia el final de varias de las pistas, antes de cerrar de una forma perfectamente lógica y redonda, como los vuelcos explosivos en la trama justo antes del final que uno esperaba para el capítulo de una serie.

Pese al entusiasmo de este cronista por esta nueva obra, quien suscribe no deja de ser consciente de que una propuesta así no es sencilla de apreciar o entender, habida cuenta de su complejidad y heterogeneidad. Por otra parte, también le consta que a otro sector de fans del metal le resultará de nuevo excesivamente cerebral y poco instintiva. Tal vez sea la profusión de arreglos, el detallismo obsesivo o la apuesta decidida por un género híbrido lo que eche para atrás a algunos, pero convendría recordar que aquí las florituras no suavizan ni desvirtúan, sino que refuerzan el fundamento, que es el riff, y que al metal no le hacen falta precisamente más formaciones que se limiten al aporreo básico de siempre. Esperemos que estas reticencias puedan empezar a verse superadas gracias a la mayor exposición que el grupo pueda lograr a través de su nueva discográfica.

La música de Mefitis no es compleja por el mero hecho de serlo, como buena parte del prog metal, sino para poder explorar nuevos ámbitos y expresar cosas distintas. Si funciona es porque, además de ser formalmente deslumbrante, todo en ella está al servicio de una visión y una historia, cuyo tono desesperanzado y decadente pueden percibirse aunque uno no tenga las letras delante. Es buena música no sólo por lo que representa y abre para el presente y el futuro del metal, sino por lo que es y ofrece por sí misma, que es lo realmente importante. Evidentemente sería una gran noticia que hubiera más formaciones así, o toda una escena incluso, pero aun siendo un caso aislado no deja de ser significativo y esencial, sin importar hasta dónde llegue o pueda llegar su influencia.

Escuchando: Semihazah – 2024 – Totelefta​í​okl​á​ma EP


2 respuestas a “Mefitis – The Skorian // The Greyleer (2024)”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *