Ultra Silvam – The Sanctity of Death (Shadow Records, 15 de febrero de 2022)
Hace un par de meses vio la luz el esperado segundo disco de Ultra Silvam, la formación sueca que nos deslumbró con su debut de 2019, The Spearwound Salvation, y el resultado no defrauda en absoluto. El punto de partida es el mismo que al principio, un black metal melódico al estilo nórdico especialmente rápido y agresivo, pero con la suficiente versatilidad y variedad de formas como para no resultar plano ni monótono. La recuperación de una vertiente canónica un tanto olvidada a día de hoy podría constituir un reclamo de por sí, pero no bastaría si la propuesta no tuviera la suficiente personalidad y desarrollo propios. Mientras el primer intento podía pecar por momentos de excesiva estridencia y apresuramiento, este segundo asalto está marcado por un planteamiento más firme y seguro, un mayor control de los tiempos y una ambición estilística mucho más prominente.
Si hay un factor que pueda servir para definir el tipo de música que tenemos entre manos, ese es la intensidad. Ultra Silvam hacen gala de una asombrosa velocidad digna de algunos de los nombres más célebres de la escuela noventera, pero a diferencia de muchos de ellos, no la emplean como un fin en sí mismo, sino que se sirven de ella para elaborar breves pasajes muy densos que se contraponen con otros más lentos o totalmente diferentes, mostrando una notable habilidad para dar bruscos giros de timón en mitad de una canción sin que esta pierda enteros, produciendo en su lugar el efecto contrario. Los temas más largos alcanzan una conclusión lógica que previamente se ha ido anunciando por medio de señales parciales, ofreciendo un grado de coherencia y finalidad que superan la suma de las partes y ponen de relieve un desarrollo estructural profundo y fructífero.
La madurez de la fórmula puede detectarse a nivel de la producción, que muestra una mejor ecualización, con guitarras potentes pero menos marcadas que en el debut. La batería es más bien discreta y parece casi amortiguada, pero su posición secundaria se ve compensada por la presencia casi constante de sonidos de campanas (los tintinnabuli que dan título al interludio central), que brindan un toque tan peculiar como vagamente religioso, en grato contraste con los contados solos frenéticos y las voces del averno. No obstante, donde más se nota la profundización es en el tono más malévolo e introspectivo, que apunta más a Gorgoroth que a Sacramentum, y en la habilidad superior para explotar en beneficio propio todos los registros de la variante melódica convencional, desde la versión sui generis del Dies Irae que abre el álbum hasta la frase larga y épica que sirve de himno melódico para concluir la pista final.
Este grupo está muy por encima de la media en su soltura a la hora de fusionar una agresividad sin paliativos con una patente y lograda ambición estructural, algo que no se ve a menudo entre las nuevas formaciones que retoman estilos antiguos con una devoción que suele rozar el fundamentalismo. Ultra Silvam mete en canciones de 4 minutos lo que otros estirarían hasta 6 u 8 con una densidad mucho menor, renunciando así a cualquier atisbo de esa estasis textural que otros venden como presunta atmósfera y optando en su lugar por el movimiento constante, con una sorprendente multitud de recursos que se combinan para que cada tema presente y desarrolle algo único.
Esto es lo que debería estar haciendo un grupo con talento como Watain, con un estilo muy similar en origen, si hubiera deseado evolucionar y crecer cualitativamente en lugar de convertirse en un ídolo de masas con música simplona y vacía. Olvidemos pues el circo ambulante de Uppsala y quedémonos con este deslumbrante black metal que nos llega desde Malmö.
Escuchando: Infernal War – 2007 – Redesekration