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NOVIEMBRE DE 2021 - KAECK -
HET ZWARTE DICTAAT (2021)


 Nos complace presentar en estas páginas el regreso de Kaeck, una formación para cuyo disco debut tuvimos palabras muy positivas allá por los tiempos en que publicábamos nuestras primeras reseñas propias. El animal que vuelve a emerger ahora, seis años después, tiene un mismo origen pero distinto pelaje, ya que por el camino se produjo un cambio de personal que ha afectado notablemente a la dirección musical. Mientras Stormkult era un regreso al black melódico noventero, algo muy en boga en la escena neerlandesa de la época (2015), aunque pasado por el tamiz del war metal, Het Zwarte Dictaat es una zambullida directa en este último estilo, con aportes de otros subgéneros para realzar sus virtudes primigenias. Esta es la versión de Kaeck que Jan Kruitwagen, líder y compositor en solitario, tenía en mente desde el principio, según sus propias palabras, y el resultado es tan impresionante como arrollador.


Kaeck - Het Zwarte Dictaat (Folter Records, 2021)


 La brumosa producción de antaño se ve sustituida por un sonido más espeso y potente, acorde con el recrudecimiento del estilo. Het Zwarte Dictaat es mucho más robusto y áspero que su predecesor, pero no pierde del todo su faceta melódica, que se ve relegada aquí a un segundo plano, por detrás de los riffs cromáticos de tonos casi siempre graves con una fortísima distorsión. Muy en el fondo se escuchan teclados de acompañamiento, esta vez ejecutados por el propio Kruitwagen, que están tan fundidos con los riffs que apenas tienen personalidad distintiva más allá de su función de apoyo. La voz adopta en cambio una posición destacada, con una excelente y variada interpretación en esa brusca lengua germánica que resulta tan apropiada para el metal menos amable. La batería es muy básica y machacona, y tal vez sea de lo menos llamativo del disco, pero cumple bien su función con ritmos de reminiscencias militares tocados a distintas velocidades.

 A diferencia del disco anterior, aquí Kaeck no pretende volver a la esencia del género y retomar sus fundamentos, ni tampoco se nutre del carácter emocional y evocador del primer Sammath. En su lugar, apuesta por un asalto más descarnado e inmisericorde, aunque no pierde esa solemnidad misteriosa y beligerante que impregnaba a su predecesor, que aquí se manifiesta por medio de riffs largos y parones dramáticos que causan gran efecto, antes de recobrar la intensidad. Lo que sí es similar a lo que podía encontrarse en Stormkult es la discreta pero efectiva disposición estructural, que no sale a la luz hasta que han pasado varias escuchas. Las canciones de este disco están construidas como una serie de placas tectónicas colindantes de distinta composición, con transiciones entre ellas que parecen abruptas pero cobran sentido al observarlas en conjunto. Esto hace que aguanten repetidas escuchas manteniendo siempre fresca su energía.


HET ZWARTE DICTAAT EN BANDCAMP


 Lo que Kaeck nos presenta aquí es un war metal enriquecido con métodos e influencias del black metal más antiguo, que suma a las carencias del primer subgénero, determinadas por su inmediatez y simplicidad, la libertad formal y la densidad de contenido del segundo. Los estratégicos cambios de ritmo añaden variedad e interés, y la atmósfera palpable y convincente se debe no tanto a los teclados de fondo como a la teatralidad con la que se desarrollan las canciones. Pero la gran aportación de este disco es sacar partido a todas las características básicas del war metal, poniéndolas en valor y explotando todo su potencial de una manera que ningún otro grupo ha conseguido o se había atrevido a hacer hasta la fecha. Solo por eso esta formación merece ser elogiada, pero es que además el álbum es tremendamente sólido y atractivo, lo que lo vuelve totalmente disfrutable.


Belisario, diciembre de 2021





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