MARZO DE 2017 - DISCO DEL MES:
S.V.E.S.T. - VERITAS DIABOLI MANET IN AETERNUM (2008)
Este mes de marzo es mi deseo recuperar un disco de hace unos años con el que he vuelto a toparme recientemente. Se trata del último material publicado hasta la fecha por el grupo nantés S.V.E.S.T., una discreta formación francesa de black metal que rezuma oscuridad tanto a efectos puramente musicales como debido a la escasa difusión de que ha sido objeto. Como probablemente haya sido el caso de más de uno, yo llegué a ello a través del compartido con Deathspell Omega publicado por Norma Evangelium Diaboli en el año 2008, que junto a un tema tan interminable como soporífero de los pretenciosos poitevinos incluía tres canciones de S.V.E.S.T. que formaban parte de un EP con el mismo título, Veritas Diaboli Manet in Aeternum, que apareció escasos días antes de la mano de End All Life Productions. Aquellos veintitrés minutos de black metal crudo y enrevesado me cautivaron de tal manera que durante unas cuantas semanas del otoño de 2012 los estuve escuchando con frecuencia, asombrado de no haber visto por ninguna parte mención alguna a un trabajo tan soberbio. Tan honda fue la impresión, que a la hora de grabar el primer programa de La Naranja Metálica me acordé de incluir uno de sus temas en la lista inicial, citando como nombre del disco el título secundario del EP, Le diable est ma raison, para tratar de desvincularlo del split mencionado, cuya autoría remitiría casi exclusivamente al otro grupo presentado. No fue hasta mucho después, concretamente el mes pasado, cuando leí por fin palabras favorables que le hacían justicia, en un escrito dedicado a álbumes de black metal más o menos recientes que habían pasado totalmente desapercibidos para el común de los aficionados al género. Con una precisión terminológica y un conocimiento musical superiores a los de un servidor, su autor señalaba que Veritas Diaboli Manet in Aeternum suponía toda una evolución formal digna de figurar entre las mejores obras de black metal del nuevo milenio. Por sus múltiples virtudes y aciertos, esta música merece ser conocida y apreciada por un público más amplio, objetivo al que están destinadas las presentes líneas.
S.V.E.S.T. - Veritas Diaboli Manet in Aeternum (End All Life, 2008)
El EP ampliado a compartido incluye dos canciones largas y otra más corta, a modo de epílogo. Los dos primeros temas tienen una estructura similar, con una duración extensa en la que varios motivos sencillos se desarrollan y van mutando lentamente hasta resolverse mediante contrapuntos finales que cierran cada movimiento con una sensación de conclusión definitiva. A pesar de lo ambicioso del método, el estilo de base es un black metal crudo muy clásico, un formato que a priori uno no asociaría con el más remoto intento de generar complejidad. El sonido es deficiente y hasta garajero, con platillos ensordecedores y cuerdas que crujen, haciendo que la grabación parezca efectuada sin cuidado alguno, lo que tal vez sea el caso, siendo síntoma tanto de un espíritu claramente underground como de una absoluta indiferencia por la receptividad del público eventual. La ejecución también es más bien desmañada y salvaje, aunque no se puede decir que esto reste enteros a la música, al contrario, a pesar de la falta de nitidez, esta suena más orgánica y real, impregnada de la estridencia y la imperfección que uno espera de algo consagrado al Maligno. Los tempos y cambios de velocidad, no obstante, sí están sometidos a un férreo control que garantiza la variedad y el dinamismo, terminando de embarcar al oyente en una verdadera aventura sonora. Las voces, por su parte, son uno de los elementos más logrados, aunque su cometido es más recitar por encima de la música que cantar siguiendo el ritmo, y entonan odas a la omnipresencia y la misteriosa naturaleza del Diablo, a medio camino entre Georges Bataille y un hereje del medievo. La temática se ajusta como un guante a un estilo que evoca caos y enardecimiento sin dejar de reposar sobre una estructura firme y coherente que permite instantes de gran brillo e intensidad, con una perspectiva holística y clarividente, ya esbozada lejanamente en trabajos anteriores, como Urfaust (2003), que rara vez se encuentra en los terrenos del black metal más agresivo.
El aspecto más interesante de este disco, y sin duda el que determina que quepa calificarlo de excepcional, es su cuidada construcción al estilo clásico. Los dos temas largos funcionan como sendos movimientos de una sinfonía, hilando partes distintas y avanzando entre tramos ascendentes y parones. Los motivos se repiten cambiando ligeramente de forma, como sucede en las obras sinfónicas de Beethoven, mientras que la reiteración estratégica de una misma variante a modo de punto de referencia recuerda al proceder de Wagner en su tetralogía del Anillo. Los riffs fundamentales esbozados en los primeros minutos no encuentran su contrapunto hasta casi el final, lo que genera una enorme tensión. Cada movimiento evoluciona a través de pequeños ciclos que van resolviéndose paulatinamente, desarrollando toda una acción de la que el oyente atento es plenamente consciente. En ambas canciones el clímax se prepara muy poco a poco, de manera que al llegar el punto culminante, como es el caso del riff que aparece a la mitad exacta del segundo corte, la expectación es tan grande que el efecto de gravedad y trascendentalidad es máximo. Las estructuras y métodos son siempre sencillos, pero la visión es tan ambiciosa que cabe hablar en cierta forma de una “sinfonía black metal” (por su semejanza con el rock sinfónico setentero, no con el presuntuoso subgénero conocido como “black metal sinfónico”) que va mucho más allá del formato ensimismado y genérico habitual en este tipo de música. El tercer tema del álbum, mucho más breve que los anteriores, hace las veces de cumbre, con un ritmo más lento pero gran intensidad, resultando una conclusión grandilocuente y evocadora que no deja de ser sorprendentemente minimalista si atendemos a los contados instrumentos y elementos empleados. Con total discreción y sin darse ninguna importancia, S.V.E.S.T. alcanzaron todo un hito del black metal, en su fructífero empeño por expandir el lenguaje del género con auténticas influencias clásicas (a nivel profundo, no superficial como suele ser el caso) bien asimiladas que le confieren grandeza y poder. Desde entonces, el grupo no ha vuelto a publicar nada, pero si acaso volviera a hacerlo, los oídos de quien suscribe estarán expectantes.