SEPTIEMBRE DE 2019 - SERPENT OV OLD - MISKATONIC ABYSMAL PATH (2019)
Por fin encontramos tiempo para dedicar unas líneas a otro serio candidato a uno de los mejores discos de este año, el segundo larga duración completo de los norteamericanos Serpent ov Old, una formación con un estilo tan brillante como inusual. Aunque en el pasado contó con una plantilla estable, en la actualidad funciona como una one-man band dirigida por el músico Stephen Corridean, afincado en Philadelphia, pero sus grabaciones más recientes cuentan con colaboraciones tan recurrentes que acaban rebasando el terreno de lo estrictamente unipersonal, lo que en este caso tiene un efecto muy positivo. Tras su fantástico debut de 2012, Withering Hope, un álbum de black metal luminoso, enérgico e intensísimo, y el período de inactividad que vino después, el grupo regresa con una versión menos sistemática y ceñida de lo esbozado anteriormente, con más diversidad e imaginación, pero también en un formato menos compacto. Es difícil realizar un balance definitivo del resultado obtenido, sumando lo que se añade y restando lo que se ha perdido, pero lo que está claro es que Miskatonic Abysmal Path es tan similar a su predecesor como para lograr retomar sus cualidades positivas, y al mismo tiempo lo bastante distinto como para constituir una novedad que recibir con los brazos abiertos.
Serpent ov Old - Miskatonic Abysmal Path (Autoeditado, 2019)
El estilo de Serpent ov Old podría categorizarse como un “black metal melódico” en toda regla, pese a que no suene demasiado parecido a lo que suele englobarse bajo esa definición. Aunque la base sea claramente black metal, el grupo se distingue por emplear numerosas técnicas propias del power metal y añadir mucho guitarreo shredding, tan bien dosificado que nunca cansa ni satura, constituyendo de hecho uno de sus rasgos característicos más sobresalientes. Corridean maneja con soltura todos los instrumentos, pero en las guitarras solistas parece haber contado con la inestimable colaboración de un antiguo compañero de fatigas, el virtuoso guitarrista Lawrence Wallace, una adición que propicia algunos de los momentos más espectaculares del disco. Hay también una notable presencia de sintetizadores, empleados de forma tan discreta y elegante que únicamente emergen en solitario en contadas ocasiones, limitándose por lo general a reforzar desde los cimientos el conjunto de la estructura. Estamos ante música que no tiene miedo ni se avergüenza de resultar altamente emotiva, algo más bien infrecuente en el black metal de los últimos lustros. Por fortuna esto no le impide exhibir potencia y dinamismo, conformando un todo muy personal, y por ende fácilmente reconocible.
Este nuevo álbum incluye una de las composiciones más logradas del grupo hasta la fecha, que también es la más extensa del disco, y lleva por título “To Carry the Black Flame”. No sólo es épica y poderosa, canalizando todas las virtudes y características musicales descritas anteriormente, sino que supone una decidida incursión en el terreno de las estructuras de largo recorrido, que avanzan por medio de frases largas que se van repitiendo con ligeras variaciones hasta ascender a una cima que no se habría podido alcanzar sin haber recorrido previamente todo aquel camino. Este procedimiento de progresión paulatina tiene su origen en las sinfonías clásicas, y ya ha sido utilizado en no pocas ocasiones por los grupos de black metal más ambiciosos, como en el Fire Chariot of Destruction de Graveland. Tenemos aquí una prueba fehaciente de que el trasfondo musical de Corridean es sin duda variado y poco común, no sólo por su forma heterodoxa de insuflar elementos de power metal y metal progresivo en un género tan conservador como suele ser el black metal, sino por su permeabilidad a las influencias clasicistas, que aquí se notan todavía más que en Withering Hope.
Lamentablemente, no todo es intachable en Miskatonic Abysmal Path. Pese a ser un álbum muy sólido y bien compuesto, más diverso y algo menos epiléptico que su debut, el resultado global peca de irregularidad, no solamente en lo relativo a la naturaleza y consistencia de las pistas individuales, sino también en cuanto al peso cualitativo de las mismas. La primera parte es muy sobresaliente, gracias al tema más largo antes comentado y a otras canciones potentes, como la que da título al disco o “Night ov the Hexes”, pero en la segunda el nivel desciende y nos encontramos con composiciones que, sin ser malas, parecen más flojas y vacías de contenido (sobre todo “A Candle for Thee Accusers” y “Thy Swift Judgement”), más allá de la temática de corte herético-religioso que parece inspirar todas las letras del grupo, y ni siquiera las fabulosas guitarras solistas consiguen hacer que eleven el vuelo. No estamos hablando de un desastre sin paliativos ni mucho menos, pero sí de una manifiesta descompensación que redunda en un disco menos centrado y firme de lo que podría haber sido. No obstante, esto no basta para eclipsar el hecho de que Serpent ov Old sea una de las formaciones de negro metal más originales y singulares que hayan surgido en la última década, tanto a efectos estilísticos como compositivos, y este nuevo larga duración, en sus mejores momentos, es buena prueba de ello, así como una escucha esencial para todos los amantes del género sin reparos ante la heterodoxia.