AGOSTO DE 2017 - DISCO DEL MES:
DESECRESY - THE MORTAL HORIZON (2017)
Al comentar discos recién publicados, a veces uno no puede estar muy seguro de su repercusión futura, y duda si, a pesar de sus virtudes, seguirá siendo digno de la misma atención pasados unos cuantos meses o años. No es este el caso de nuestro álbum de este mes, uno de los claros candidatos a mejores discos del año. Estoy hablando del nuevo trabajo de Desecresy, un grupo finlandés que nos tiene acostumbrados a altísimas cotas de calidad y originalidad. Existente desde 2009, esta formación radicada en Helsinki cuenta ya con cinco álbumes en su haber, y funcionó como dúo hasta fechas recientes, cuando, suponemos que para centrarse en su proyecto unipersonal Serpent Ascending, el vocalista Jarno Nurmi abandonó el barco, dejando a Tommi Grönqvist, el encargado de toda la instrumentación, como único timonel a bordo. Quizás a esto se deba, al menos en parte, que este nuevo título suene algo distinto a los anteriores, exceptuando tal vez al debut. La fórmula en sí, que parte de los últimos Bolt Thrower, incorporando influencias finlandesas y algo de la fluidez del death metal sueco, no ha cambiado tanto como la interpretación de la misma, aunque cabe decir que entre los discos previos podían encontrarse también notables variaciones en este aspecto. Como en anteriores episodios, aquí no hay siesta entre laureles ni acomodo a una receta repetitiva y previsible: Desecresy es un grupo ambicioso e inconformista y ha vuelto a demostrarlo, posiblemente de la forma más rotunda que se haya oído hasta la fecha.
Desecresy - The Mortal Horizon (Xtreem Music, 2017)
El estilo practicado hasta hace poco asumía el sonido death/grind más amable y luminoso de los Bolt Thrower más recientes (Honour - Valour – Pride) como base para desarrollar canciones atmosféricas a medio tiempo en las que breves retazos de melodía flotaban en contraposición sobre riffs compactos y robustos, con un resultado envolvente e hipnótico. Después de un debut más oscuro y espeso (Arches of Entropy), su identidad se fraguó en The Doom Skeptron y tuvo interesantes derivaciones de la misma idea en Chasmic Transcendence y Stoic Death. El secreto del éxito fue no traicionar las esencias del metal en su búsqueda de originalidad, pues en su música siempre subyace un death metal old school de raigambre eminentemente nórdica que otorga entidad y fiereza al conjunto y evita que se trasciendan las fronteras de otros géneros en una falsa amplitud de miras que terminara convirtiendo al grupo en otro de los cientos de productos post-metal que copan los catálogos de los sellos más destacados. Por otra parte, lo sencillo de la fórmula y de su aplicación redunda, en manos del espíritu creativo que está detrás de todo esto, en una gran diversidad de estructuras, que sumadas a los cambios de ritmo y las variaciones constantes conforman un todo muy alejado, por poner el ejemplo más claro, de la complaciente monotonía del Those Once Loyal. The Mortal Horizon constituye un paso más allá, ya que además de recuperar el estilo más áspero y sombrío, más death metal a fin de cuentas, de su primer disco, replantea el método utilizado hasta la fecha adoptando un enfoque más minimalista, más frío si cabe. La percusión, por ejemplo, es más machacona y simple que nunca, limitándose a marcar el ritmo como si de un metrónomo se tratara y centrando la atención en las guitarras, que están mezcladas de una forma extraña, con los riffs melódicos más bajos que los power chords y riffs estructurales que los cimientan, adquiriendo una sonoridad más pesada y oscura. La voz de Tommi, indudablemente peor vocalista que Jarno, se limita a proferir gruñidos poco inteligibles y primitivos, que no obstante pegan bien con la nueva orientación, consiguiendo encajar el revés que supone la pérdida de un miembro sustancial para convertirlo en un nuevo añadido. Lo fundamental, sin embargo, es que el disco está más centrado que los anteriores, con canciones más breves y compactas, más death metal y con menos florituras, y también mostrando más libertad a la hora de estirar los elementos básicos para obtener los mismos efectos con menos recursos, en una optimización que asombra y convence.
En una época en la que la mayor parte de los grupos de death metal suenan a la mezcla de influencias que más les gusta escuchar, Desecresy se desmarca con su sonido atmosférico que se resiste a ser amable, y se enroca en un subsuelo abrupto y accidentado para generar ambientes de vacía inmensidad y desasosiego. A diferencia de lo acostumbrado, las melodías se usan para crear expectación y desorientar, no para acompañar o embellecer. Esto es aún más cierto en el nuevo álbum, donde resultan más inquietantes si cabe y están como en suspensión, como una maldad invisible que se cierne y lo invade todo, privando poco a poco de oxígeno a las incautas criaturas que presienten una amenaza pero no la ven venir. The Mortal Horizon es una vuelta a los orígenes, pero asimilando todo el bagaje adquirido por el camino, lo que redunda en una experiencia familiar y nueva al mismo tiempo. Pese a la relativa homogeneidad, el formato no llegaba a cansar en ninguno de los álbumes anteriores, gracias a la diversidad y las variaciones internas, pero uno no puede sino aplaudir el hecho de que el grupo quiera seguir explorando, avanzando y ampliando su rango de acción, ejecutando su estilo consagrado con más holgura, seguridad y clarividencia, y todo ello sin salirse del metal, cambiar de tercio o fingir innovación y apertura plagiando otros géneros de forma velada, que serían las opciones fáciles. Como en los grandes clásicos del death metal (The Nocturnal Silence, Slumber of Sullen Eyes, Legion), las canciones son muy distintas entre sí y perfectamente reconocibles, aunque pueda no parecerlo al escucharlo del tirón, pero el estilo no deja de ser unitario, todo un logro de la creatividad. También es curioso observar cómo muchos de los temas parecen no tener principio ni final, ya que empiezan in medias res y terminan fundiéndose en el silencio antes de alcanzar su conclusión lógica, manifestando una vocación etérea e intangible que casa bien con las sensaciones evocadas y la heterogeneidad formal exhibida. Es fascinante ver cómo un grupo claramente old school consigue despegarse tanto de las fórmulas canónicas, sin perder por ello todo el poder y la agresividad que caracterizan al metal, y resultando además totalmente identificable y único a pesar de las influencias rastreables. Disfruten como se merece de este nuevo capítulo de una ya larga serie, ya que es muy probable que se trate de uno de sus episodios más brillantes.