Betrayer – Calamity (1994)


Betrayer – Calamity (Morbid Noizz Productions, 1994)

[Por Julio César]

Pese a albergar una escena subterránea sustanciosa a principios de la década de los 90s, el death metal polaco nunca logró una exposición mayor al público. Más allá de las referencias habituales (Vader, Decapitated, Behemoth, Hate, etc.), la mayoría de bandas continúan ocultas en los confines del underground. No obstante, el interés renovado en el death metal old school ha desencadenado que distintos fanzines, sellos discográficos y algunos fans nostálgicos echen la vista atrás con el único propósito de rescatar aquellas joyas perdidas que no obtuvieron mayor reconocimiento.

Tal es el caso de Betrayer, un grupo asentado actualmente en Koszalin, el cual pasado apenas un año de la publicación de su ópera prima decidió disolverse, permaneciendo en penumbras hasta el año 2012, momento en el que deciden retomar su carrera para grabar un nuevo álbum algunos años más tarde. En realidad, no encontraremos ninguna diferencia palpable con respecto a los álbumes conocidos de sus compatriotas, mas sí hallaremos un sonido e identidad propios dentro de su campo, en conjunto con algunas adiciones sustanciales que enriquecen notablemente la propuesta y la desmarcan de otras similares.

Entre esos añadidos podemos mencionar un regusto técnico moderado extraído probablemente del Erosion of Sanity de Gorguts que, sumado a la intensidad casi constante de la música, cumple el cometido de otorgarle profundidad compositiva y cierta complejidad a lo que de otro modo sería un fondo plano y con menos matices. También pueden escucharse ecos de los dos primeros discos de Morbid Angel, más agresivos e inflexibles que su material posterior, sobre todo en la manera de armar los riffs, aunque de una forma más bien discreta y no tan marcada.

Los valores de producción, el tono robusto de la guitarra y la batería, el estilo de riffs y patrones rítmicos, todo está ajustado para crear el prototipo típico de death metal polaco perfecto: un death metal explosivo, con muchas florituras pero sin caer en excesos, riffs laberínticos que se entrelazan entre sí ampliando las posibilidades creativas a través de la intensidad y una narración fluida que ofrece una experiencia completa de death metal.

Calamity por sí mismo no es un lanzamiento inusual, pero logra ser distintivo por su carga expresiva aunada al enfoque del grupo para escribir canciones variadas y pegadizas dentro de un estilo en el que la memorabilidad de las canciones tiende a ser un fenómeno no tan recurrente.

Escuchando: Schizo – 1989 – Main Frame Collapse


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