Helcaraxe – Immortal Hunger Night (Autoeditado, 2005)
Una de las cosas más gratificantes de llevar una página web sobre música es poder recibir recomendaciones directas por parte de lectores y oyentes a las que de otra forma probablemente no sería posible acceder. El ejemplo más reciente de ello es este disco de los argentinos Helcaraxe, que llegó hasta mi correo enviado por alguien que firmaba como Endless Mourning y a quien estoy inmensamente agradecido. Esta vez el mensaje no contenía ningún material en exclusiva, sino dos enlaces a sendos álbumes en YouTube que individualmente no llegan siquiera a las mil visualizaciones, en otra buena muestra de metal “oculto a plena vista”, tal y como lo definimos hace poco.
Aunque nominalmente al parecer siguen en activo, Helcaraxe es una formación de black metal que tuvo su apogeo creativo durante la década de 2000 y principios de la siguiente, es decir, en plena travesía por el desierto del género en su conjunto. Publicaron su álbum debut en el año 2012 (Evil Supremacy, muy recomendable también, aunque algo menos brillante) a través de un pequeño sello de su país (Misanthropic Spirit Records), pero su discografía incluye varias maquetas cuya duración y envergadura las convierte prácticamente en obras completas, por lo menos en el caso de su demo de 2005 Immortal Hunger Night, que es la que aquí nos ocupa y bien podría calificarse como larga duración tanto por su factura técnica como por la hondura de su contenido.
Constituido por un núcleo compacto de tres músicos, este grupo está -o estaba- radicado en la ciudad de Bariloche, en la Patagonia argentina, lo que probablemente explique el aislamiento del que ha sido objeto a todos los niveles. El estilo que practicaban era un black metal tradicionalista, agresivo pero deslumbrante, al estilo de otras formaciones de la misma época, como Frozen Shadows o Averse Sefira, mezclando la pericia técnica de unos Immortal con la emotividad de los primeros Gorgoroth. Sin llegar a adscribirse a la corriente melódica, su música tiene un toque cálido que tal vez se deba a lo orgánico de la producción, sorprendentemente digna y clara para lo que en teoría no es más que una mera maqueta.
Salvo las escuetas introducción y conclusión de rigor, así como una pista breve ideada a modo de invocación, casi todas las canciones son temas de duración media con una estructura e identidad características y bien marcadas. El conjunto es siempre muy dinámico y beligerante, pero con un poso melancólico muy atractivo, frío a la par que majestuoso. La música es toda de guitarra, con mucho trémolo y despliegue instrumental, y sin el mínimo rastro de teclados, cosa que resulta gratificante y loable a partes iguales. La patente habilidad de los intérpretes permite un manejo de los ritmos y los tiempos muy por encima de la media dentro del ámbito black-metalero, lo que da alas a su manifiesta ambición formal.
Sorprende mucho comprobar cómo pese a la casi nula promoción de la que fueron objeto más allá de su país o incluso de su región natal, estos músicos no dudaron en recurrir a un estudio, a juzgar por la producción sobria pero muy decente, para grabar por cuenta propia lo que prácticamente es un disco completo sin perspectiva -suponemos- de que fuera a sacarlo un sello, un detalle que habla de su entrega y compromiso. Realmente esto es excepcional para tratarse de una simple demo, pero me temo que ni la época ni la ubicación geográfica jugaban a su favor para haber podido llegar más lejos. En todo caso, bien se merece que aquí lo recordemos y le rindamos tributo.
Escuchando: Ruttokosmos – 2021 – Kärsimys (Compilation)