Rotheads – Slither in Slime (Memento Mori, 25 de julio de 2022)
En el panorama del metal más reciente, existen dos tipos de grupos que tratan de innovar: los que buscan más allá de las fronteras del género y los que permanecen dentro de las mismas, intentando encontrar una voz propia sin provocar ninguna revolución formal. No es ningún secreto que los segundos son nuestros favoritos, no sólo porque permanezcan fieles a la idiosincrasia y al espíritu original, sino porque su tarea es más difícil y menos grata que la de los innovadores que hipotecan o diluyen la fórmula de base. Entre los innovadores no rupturistas que han destacado en lo que va de año figura un cuarteto relativamente nuevo, proveniente de un país que no suele generar demasiado metal de calidad como es Rumanía. Bajo el nombre de Rotheads, en este su segundo álbum completo, editado por el excelente sello español Memento Mori, presenta una versión personal e intransferible del death metal europeo que resulta tan inhabitual como satisfactoria.
Esta formación practica un death metal que combina a partes iguales influencias de las escenas de Suecia y Finlandia, combinando las melodías lúgubres que hicieron célebres a los primeros grupos finlandeses con los riffs más cromáticos y el ritmo fluido de la escuela sueca. Destaca la abundancia de melodías, bien repartidas a lo largo del disco, con una habilidad notable para dejar espacio en el que respirar, y también el empleo de riffs muy trabajados que se usan con exquisita mesura para realzar y dar personalidad a cada uno de los temas. Por lo general, el ritmo es más bien reposado, la información se dosifica paulatinamente y no se desvela claramente de antemano la conclusión a la que se pretende llegar. Esto es música sólidamente estructurada, muy tradicional en su planteamiento si se quiere, pero del todo exenta de cualquier tendencia a marear gratuitamente con un mero afán atmosférico.
La producción, por su parte, es sorprendentemente orgánica y a la antigua, algo a contracorriente del death metal ultrasaturado o sobreproducido habitual en nuestros días. El resultado es un marco cálido y agradablemente turbio en el que fluyen las guitarras y sobre el cual la batería, un tanto enlatada quizá, parece ir colocando pequeños puntos de referencia a intervalos regulares sobre la superficie de un gran pantano para poder cruzarlo dando saltitos. Como era de esperar el bajo tiene una gran presencia, en un segundo plano, para añadir la espesura que necesita este mejunje, cuya textura de aspereza sutilmente suavizada tiene no poco de crust punk. El grupo introduce pequeños elementos poco canónicos que maximizan su efecto al emplearse con cuentagotas, como las voces limpias, susurradas o distorsionadas estilo sample, los teclados que suenan como una guitarra o los punteos de algo que parece un sitar, que otorgan un discreto exotismo sin convertirse nunca en el centro de atención.
Sin aspavientos ni excesivas florituras, Rotheads construye canciones únicas con personalidades muy diversas, en las que hay margen suficiente para el desarrollo, aunque a la postre todo suene muy intuitivo y sencillo. El factor más llamativo probablemente sean las logradas melodías de guitarra, pero estas constituyen únicamente el pináculo de una firme estructura de riffs anclados y combinados con maestría y cuidado. El grupo crea ambientes muy evocadores, que no atmósferas, en el sentido de que cada canción genera un universo palpable muy distinto del papel pintado de fondo al que últimamente apunta buena parte del metal menos agresivo. Su formato “ligero”, tanto en términos de sonido como de composición, redunda en su favor, ya que les permite estirar los elementos y hacerlos variar sin incurrir en redundancias. Sin suponer ninguna revolución ni novedad radical, esta formación ha conseguido explotar una buena dosis de creatividad dentro de los límites estilísticos escogidos, con un resultado agradablemente sorprendente y digno de atención.
Escuchando: Apostasy – 2022 – Live in Killpué (Live Album)