Una taxonomía del fracasoUno de los auténticos placeres de escuchar música realmente buena es la capacidad que ésta tiene de sorprender continuamente al oyente atento. La buena música se reconoce, entre otras cosas, por la forma que tiene de revelar sus secretos: lentamente. En cierto sentido, la buena música nunca “envejece”, porque cada experiencia que tenemos de ella nos revela nuevos puntos de vista, permitiéndonos abordarla como si se tratara de la primera vez. El corolario que de ello resulta es, por supuesto, que mientras la genialidad se manifiesta en una infinidad de formas, toda la música mala suele ser mala en una serie de formas predecibles. Así es como funciona un error: no puede crecer, no puede cambiar hasta adquirir significado, sólo puede, igual que un virus, reproducirse en receptores que no hayan estado expuestos con anterioridad, razón por la cual, para el oyente experimentado y atento, las reiteraciones de música mala son cada vez más fáciles de identificar a través de sus síntomas, mientras que un oyente con menos experiencia y/o más estúpido tendrá más probabilidades de ser seducido por FRACASOS que sus congéneres más competentes reconocen a un kilómetro de distancia. Música de Carnaval Síntomas: Al igual que un charlatán de circo o un trilero, muchos grupos intentan distraer a los oyentes con la novedad o con fabulosas gesticulaciones estilísticas que tienen por objeto desviar la atención del vacío subyacente a lo ofrecido. A menudo esto adopta la forma de un gesto superficialmente “innovador”, como añadir flautas o “técnica”, de adiciones exageradas y ejecutadas de forma caricaturesca de “sorprendentes” influencias externas o, sencillamente, de canciones realmente largas. Arquetipos clásicos de FRACASO: Opeth, Dimmu Borgir, Deathspell Omega, Necrophagist, Cynic, últimos discos de Therion Papel pintado sonoro Síntomas: Vinculado por lo general al black metal, este tipo de FRACASO se caracteriza por su incapacidad para captar los aspectos dramáticos y narrativos del metal. Como resultado, los grupos hacen música que suele ser agradable, inofensiva e incluso admirable si se toman por separado los elementos que la componen, pero que se muestra desprovista de sentido, espíritu, pasión y organización clarividente. Puede funcionar como música de fondo, pero sus méritos se vuelven insuficientes en cuanto los oyentes prestan mayor atención. Básicamente cuando, después de cuatro minutos, uno echa en falta instintivamente el botón de repetición del despertador, es que se ha topado con esta clase de FRACASO. Arquetipos clásicos de FRACASO: Ulver, Drudkh, Negative Plane, casi todo lo que tenga que ver con Stephen O'Malley El metal como guiño al mainstream Síntomas: Avistado generalmente en libertad entre grupos consagrados que han agotado la llama de su creatividad y turistas en el género sin conexión firme con el metal, este FRACASO puede reconocerse fácilmente por la forma en que imita la música mainstream, añadiendo superficialmente técnicas propias del metal. A menudo incluye elementos de “Papel pintado sonoro”, “Música de Carnaval” o de ambos, y puede venir en versión intelectual o versión para tontos. Arquetipos clásicos de FRACASO: Últimos discos de Metallica, últimos discos de Enslaved, Wolves in the Throne Room, Judas Priest después del Hell Bent for Leather Angustia para autistas Síntomas: Los FRACASOS de este tipo se reconocen por su énfasis en un ritmo simplón, que llega casi a excluir cualquier otro rasgo, y generalmente va acompañado por letras de tipo agresivo superficialmente “impactantes” o sencillamente vanas. Básicamente existen para aplacar los impulsos rabiosos de niños deficientes, chavales con problemas emocionales, niñatos con pantalones de rapero, fanáticos imbéciles y otros tipos de seres humanos defectuosos. Arquetipos clásicos de FRACASO: Pantera, Cannibal Corpse, Origin, últimos discos de Deicide, todo el metalcore, deathcore y NSBM El autor de esta lista es un tal Dilar114. (traducción de la reseña publicada en el Dark Legions Archive el 08.08.2010) |
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