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Los mejores discos de metal de 2011



 Acabo de terminar de leer las listas de “best of” de 2011 de unos cuantos sitios web populares. Como cabía esperar, el resultado es pésimo. ¿La gente que las ha hecho es inepta o simplemente es que está sorda?

 Este tipo de listas suele privilegiar el “nuevo estilo” de metal, lo que viene a significar una mezcla de influencias del indie rock, post-hardcore, shoegaze, emo, rock alternativo y metal popular. Este nuevo estilo resulta especialmente repugnante cuando se disfraza de “metal underground” (Krallice) o cuando deja ver sus raíces de rock alternativo (Boris). Puesto que esta música no tiene nada de metal, sino que más bien es un viejo producto disfrazado de “nueva” versión del metal, atrae exclusivamente a idiotas que se las dan de intelectuales, y por eso los críticos patéticos que han hecho estas listas incluyen también algo de metal “old school”, escogiendo invariablemente los plagios derivados más monótonos, que imitan el pasado pero nunca se acercan al nivel de atención que éste requería ni a su claridad.

 Para salvar al lector de tanto estúpido y de su falsa visión de la música, presentamos una lista para este año con música especialmente violenta, porque la audiencia actual del metal necesita experimentar música verdaderamente íntegra y poderosa, no metal que en realidad sea música comercial ni falsos grupos underground.


     

 Esoteric - Paragon of Dissonance 

 Un lamento en tono menor a ritmo de canto fúnebre, así es como podría definirse este álbum de funeral doom en el que Esoteric descubre una nueva salida que le permite discernir su propuesta. Con la cadencia de un paseo nocturno alrededor de mausoleos, el grupo alterna amplias progresiones de acordes con armonía interna y un machaqueo de intervalos cromáticos. Los acordes chocan y se erosionan uno a otro lentamente, dejando que la distorsión quede suspendida por encima del oyente como una cortina de plomo, tras lo cual una segunda guitarra llena el vacío con suaves movimientos para introducir una sensación de melodía. Las estructuras semicirculares de las canciones dan frecuentes rodeos, conformando el disco más escuchable y mejor organizado grabado por este grupo.


     

 Gridlink - Orphan 

 Napalm Death deconstruyó la música trascendiendo la escala, el tono, el ritmo e incluso la inteligibilidad. Lo que los puristas culturales de los años cincuenta dijeron acerca del rock’n’roll se hizo realidad con Scum, pero con Brutal Truth, el grindcore pasó de la deconstrucción a una imitación posmoderna de la sobrecarga de información. Gridlink asume esta herencia fusionando numerosas influencias distintas en un torrente de sonido de alta velocidad que se mofa de la vida moderna arrojándonos un vasto léxico de riffs en canciones de un minuto de duración que nunca pierden fuelle. La avalancha subsiguiente conserva toda su solidez, pues la mencionada diversidad de riffs es un conjunto de variaciones de un tronco común que no se muestra inmediatamente, lo que redunda en una experiencia auditiva críptica pero satisfactoria.


     

 Death Strike - Fuckin' Death 

 Durante los últimos 40 años, muchos han sido los músicos que han buscado el escurridizo híbrido entre metal y punk, pero pocos se han aproximado al poder de la serie de grupos de Paul Speckmann (Master, Death Strike y Abomination). Fusionando un hardcore furioso con un artero heavy metal, estos grupos crearon canciones simples de riffs enérgicos que evitaban los clichés del rock del momento para convertirse en una forma de música de resistencia que tenía por diana la sociedad moderna. Esta reedición muestra al compositor en su mejor momento. Al igual que el punk, estas canciones se construyen en torno a riffs simples de ritmo constante, pero al igual que el metal, los riffs encajan entre sí para guiar el tempo y los cambios en la estructura. El resultado es sencillo pero pegadizo, y captura el espíritu del metal en un instante de ira expresada mediante aullidos.


     

 Cianide - Gods of Death 

 Tras haber aportado piezas fundamentales al género del doom-death, Cianide regresa con un álbum de madurez que nos los muestra dejando de lado las expectativas para hacer el metal que les gusta, o sea, un cruce entre Hellhammer y Motörhead que le atraviesa a uno el cráneo como una avalancha atronadora. Sus riffs siguen siendo igual de simples y vigorosos, para permitir que la resonancia varíe a lo largo de cada tema por medio de la repetición a medida que las transiciones modifican la naturaleza de cada canción. A diferencia de la mayoría de revivals de la vieja escuela, este álbum se compone de atmósferas cambiantes con arranques de “madurez”, en el sentido de que no son furia polarizada sino ambigüedad moral y recreación en lo mórbido y agresivo. Al escapar de la naturaleza autoconsciente de casi todo el metal retroactivo, Cianide marca un hito de poder explosivo.


     

 Deceased - Surreal Overdose 

 El pueblo clama por el regreso del speed metal, y Deceased ha oído la llamada. Han reemplazado las voces death metal por gritos roncos y acelerado el ritmo, pero por lo demás este álbum está sacado directamente de los días de Metallica y Rigor Mortis. Los riffs delatan familiaridad con los cuarenta años de historia del metal, pero por cada par de riffs motrices Deceased incluye un poco de dulce, como fruta escarchada sobre un roscón de Reyes: interludios melódicos, rodeos estilo doom y pasajes de emotividad compleja labrados con destreza por la guitarra solista. Si quisieran subir un nivel más podrían ralentizar la fórmula al modo de Doomstone y hacer un mejor uso de la dinámica, pero tal y como es, este álbum resulta al mismo tiempo más musical y más potente que la mayor parte del metal contemporáneo.

     

 Heresiarch - Hammer of Intransigence 

 Si se cruzara un grupo de death metal old school como Morpheus Descends con el terror enérgico y explosivo de unos Angelcorpse, el resultado podría ser algo similar a Heresiarch. Riffs cromáticos martillean al oyente mientras una batería war metal se apresura para no perder el ritmo. Cada tema permanece centrado en un ritmo pegadizo y palpitante al que se aportan texturas opuestas a modo de contrapunto. Como un constante contraataque, este disco es todo lo primitivo y amusical que se puede ser, rayando en la relatividad que definió el free jazz y el noise. Ganchos rítmicos y un intenso machaqueo hacen de este EP una propuesta cautivadora por parte de este nuevo grupo.


     

 Morbus 666 - Mortuus Cultus 

 Al regresar a las raíces del black metal, este disco trata de unificar el sonido melódico con el atavismo salvaje de ritmos violentos que definió el nacimiento del género. Mostrando familiaridad con la amplia gama de riffs melódicos de black metal del pasado, Morbus 666 sabe sin embargo apartarse de los riffs bobos estilo Iron Maiden, optando en cambio por el tipo de ráfagas austeras y rígidas que solían disparar los primeros Gorgoroth o Impaled Nazarene. Las voces varían entre rugidos, gritos y canto operístico al estilo Attila Csihar, con posible inspiración en los cantos benedictinos. No encontraremos aquí nada excesivamente complejo, pero todo está organizado en torno a un único propósito, lo que le confiere una fuerza de la que la mayoría de la música carece.


     

 Nunslaughter - Demoslaughter 

 Esta retrospectiva en dos discos repasa la carrera de este grupo inmensamente prolífico e influyente. Se trata de música primitiva, rítmica, que apenas roza conceptos como el tono o la armonía. No obstante, emplea ritmos vocales y riffs para crear temas potentes, distintos en cada una de las muchas canciones del grupo. Todo amante de los riffs sombríos y las emociones que oscilan entre el terror y la desesperación encontrará en este grupo extremadamente creativo algo similar a unas bandas sonoras de películas de terror destiladas a los elementos más básicos e infundidas con una furia por el orden que ninguna civilización humana sería capaz de dominar.


     

 Ungod - Cloaked in Eternal Darkness 

 En los años noventa, Ungod trabajaban un black metal primitivo basado en riffs de guitarra elementales y coros pegadizos. Pasados veinte años, regresan para hacer exactamente lo mismo. Mientras que la técnica de las guitarras ha mejorado, con una mayor conciencia de la armonía y empleando influencias de otros subgéneros del metal, la base no ha cambiado. Estas canciones son como los susurros de un demonio que sabe que las frases simples autorreferentes permanecen en la mente y terminan por corromperla. Los temas emergen a partir de la idea básica de estrofa-estribillo para mutar y descubrir nuevo territorio antes de regresar a su forma inicial, abarcando una gran complejidad en lo que parece ser una forma básica. El resultado impresiona.


     

 Apocalypse Command - Damnation Scythes of Invincible Abomination 

 La intensa energía de esta formación puede sonar familiar a los fans de Angelcorpse, puesto que el compositor Gene Palubicki es uno de sus miembros fundadores. Si se combinaran los primeros Bathory con los primeros Slayer se podría conseguir este torrente constante de riffs fluidos rasgueados a toda velocidad por encima del traqueteo de una batería que se resiste a quedarse atrás. Los temas cargan a través de varios interludios por encima de una estructura circular de riffs parejos, articulando un discurso que resulta aplastante por su pura energía y determinación singular. Si hay alguien que esté deseando que Fallen Christ saque un nuevo disco y extienda aquellos riffs implacables hasta formar texturas rítmicas totalmente destructoras, esto le gustará.


     

 Blotted Science - The Animation of Entomology 

 A pesar de la reciente influencia de falsas versiones del death metal técnico y el death metal progresivo en forma de refrito post-hardcore, Blotted Science parten de un rock musicalmente erudito al estilo de los King Crimson más recientes y le suman su habilidad para tejer riffs aparentemente inconexos en un tipo de narración como el que hizo grande al death metal. Al igual que otros proyectos de Ron Jarzombek, Blotted Science utiliza contrapuntos y melodías diatónicas para generar un amplio espectro de emociones en transición a lo largo de cada canción. Estéticamente, el grupo se abstiene de incluir voces y opta por echar mano a todo el arsenal de recursos a su alcance, pero bajo ese caos aparente late una técnica poderosa. Puesto que en medio de todo esto el metal sigue siendo el alma, este grupo constituye una opción predilecta para aquellos que busquen dimensiones musicales adicionales en el metal.


     

 Bahimiron - Rebel Hymns of Left-Handed Terror 

 Tras unos inicios en los que intentaron hacer un black metal salvaje y melódico a un tiempo, al estilo de Gorgoroth o Zyklon-B, Bahimiron dieron un rodeo por una serie de nuevos sonidos – swamp metal, war metal rápido y crudo, ascenso caótico del id – antes de volver a encontrar voz propia con este disco, el más reciente. Los temas que presenta están compuestos por unos pocos riffs, a veces variaciones unos de otros, pero cada uno tiene una idea temática expresada por completo, lo que confiere al álbum una agradable sensación de totalidad. A pesar de que la segunda parte, apresurada, resulta a todas luces menos compacta, este disco posee canciones que dan la sensación de tratar sobre algo, aunque sea una emoción indefinible. El resultado combina técnicas de las distintas etapas del grupo en un conjunto implacable, sobresaliente.


     

 Vallenfyre - A Fragile King 

 Empleando técnicas compositivas del doom metal melódico, este grupo sube el ritmo hasta convertirlo en death metal old school al estilo sueco. Riffs labrados con crudeza, toscos y escasos, logran no obstante capturar el estilo de composición por frases propio del death metal, con tentadoras melodías encerradas en su interior que emergen de forma sutil, creando poderosas piezas atmosféricas. Aunque los riffs en tropos sean más simples y se empleen en menor número que en el death metal propiamente dicho, si este disco se concibe como un doom metal acelerado, se convierte en un nuevo experimento de música atmosférica que utiliza el death metal de la vieja escuela como tapiz. Resulta más interesante que los revivals de death metal que se limitan a usar riffs rítmicos en desorden, y en ocasiones exhibe una belleza refrescante.


     

 Cruciamentum - Engulfed in Desolation 

 Trabajando el estilo de death metal old school de largas frases continuas al modo de los primeros Incantation, este nuevo grupo confecciona riffs enérgicos de gran potencial, y por lo general aciertan al convertirlos en canciones que son como una avalancha apocalíptica. Si quieren subir otro nivel, tendrán que dejar atrás algunos vestigios de géneros anteriores al death metal (para resultar supremo en esta forma musical, es preciso sonar inhumano, soberbio, abstracto y poco interesado por trivialidades humanas como puedan ser los ritmos que pueden seguirse con el pie), pero en este momento, el grupo se basta para crear un campo de distorsión de la realidad que permite al oyente ver más allá de un horizonte industrial devastado y observar las fuerzas oscuras que se congregan en el futuro. Como si de un mal presagio se tratara, la fuerza de este EP radica en sus poderosos riffs y en voces que suenan como un grito de furia oculta proveniente de las profundidades de un túmulo funerario, y hace augurar grandes cosas de este grupo británico.


     

 Rudra - Brahmavidya: Immortal I 

 A diferencia de la mayoría de grupos underground, Rudra adopta un enfoque altamente musical, como se ve ejemplificado en su forma de construir riffs con una estructura de base melódica, pero sin aquel elemento superficial “melódico” causado por un uso abusivo del rasgueado rápido y de determinados intervalos repetitivos en las cuerdas altas. A lo largo de las canciones, los riffs simples se desarrollan hasta formar temas que a continuación se subdividen y evolucionan en progresiones lineales dentro del ciclo global de cada canción. Las voces son agudas como en el black metal, pero los riffs remiten a unos Demigod fusionados con los Afflicted del primer disco. En conjunto, se trata de una admirable pieza musical, que incluye algunas influencias del rock progresivo alternativo dentro de su death metal, pero nunca pierde el norte, y quizá por ello resulta musicalmente más interesante que todas las listas de “top ten” de las páginas comerciales juntas.


     

 Abhor - Ab Luna Lucenti, Ab Noctua Protecti 

 Este grupo italiano combina el zumbido de cuerdas al aire de Graveland en Following the Voice of Blood con un estilo más antiguo de black metal, a menudo melódico y con aparentes influencias de las películas de terror. Las voces siguen el modelo de Graveland, pero el grupo alterna este homenaje con riffs melódicos provenientes de otras áreas del metal melódico. Como previendo un futuro para el black metal, los temas se especializan en la transición entre atmósferas, dejando al oyente suspendido en mitad de un estado de trance onírico basado en una mayor fluidez de los movimientos armónicos. Su estilo dista de ser único, no obstante el grupo sabe compensar su falta de originalidad con espíritu.


     

 Primordial - Redemption at the Puritan's Hand 

 Militando en un híbrido entre el metal y el rock celta, Primordial labra un sonido que puede aproximarse a Iron Maiden cuando emplean progresiones de acordes más lentas, al estilo doom metal, para sus estribillos. Por encima de éste, un hombre brama y a continuación moldea su recia dicción para hacerla canto. Esta música se esmera en no resultar simplona, y a pesar de ser repetitiva, adquiere intensidad construyendo atmósferas mediante tropos, además de saber cuándo romper el esquema estrofa-estribillo con variaciones profundamente musicales. Esto es lo que U2 debería haber sido: una llamada emocional al sentido común de la tierra, la herencia y la historia expresada mediante canciones oscuras que hacen referencia a su alma antes que revelarla, resuelta en su sensiblería a resucitar la energía de destrucción creativa que anida dentro de todo ser humano.


     

 Beherit - At the Devil's Studio 1990 

 Durante años, el primer “disco” de Beherit (una colección de maquetas ruidosas editadas en CD por el sello) ha sido fuente de disputas. Muchos aman su explosión caótica y despreocupada de entusiasmo en bruto y furia mórbida y oscura, inspirada en Blasphemy y Sarcófago, pero otros se remiten al material posterior del grupo para poner de relieve cierta falta de continuidad. Sin embargo, durante toda su carrera, Beherit ha mostrado siempre una inclinación por el ruido, la atmósfera, el ruido ambiental, y por experiencias altamente estructuradas que, al modo de minióperas wagnerianas, nos hacen recorrer toda una serie de tomas de conciencia. At the Devil's Studio 1990 nos desvela todas esas influencias en su estado incipiente, partiendo del ruido para conformar una visión más austera, deliberada y subversiva del mal. Este álbum insufla nueva vida a estos temas y una nueva energía oscura al black metal.


     

 Sorcier des Glaces - The Puressence of Primeval Forests 

 Este asalto melódico, sin reparos en resultar sentimental, crea una belleza melancólica a través de dos elementos opuestos: de un lado, desvaríos oscuros en tono menor, por el otro, poderosas melodías que se expanden vertiginosamente mediante la variación del tema. El resultado es, igual que Summoning, un estado transitorio derivado del black metal en el que la combinación estrofa-estribillo se ve sustituida por una sensación de misterio que se desentraña, de historia que se va contando. A pesar de ser música más pulida que el primer black metal nórdico, preserva la misma intensidad, sumando algo del exuberante desarrollo melódico de las variantes griega y francesa, para imprimir una nueva sensación de posibilidad.


     

 Obsequiae - Suspended in the Brume of Eos 

 Por fortuna, este disco llega para reemplazar dos odiosas variantes del “black metal” contemporáneo. La primera es el falso estilo progresivo, para el que una serie de riffs rápidos con punteos a destiempo de notas que forman tipos “inesperados” de acordes puede constituir de algún modo música interesante. La segunda es una tendencia a sacar partido de cualquier melodía aburrida de tres notas convirtiéndola en “música folk” al tocarla sin distorsión acompañada por un tambor de piel que marque el ritmo. Obsequiae tocan un potente híbrido de música celta que no resulta muy distinto de lo que hicieron los grupos del revival celta de los años setenta al combinar su música con jazz fusión y rock progresivo. Las canciones suenan muy parecidas, y al poner de relieve la profundidad de la musicalidad a menudo ocultan la dirección del desarrollo melódico o la propia estructura de los temas, pero la habilidad técnica es patente, y ofrece una visión superior de un black metal celta que casi todo lo que se ha hecho anteriormente.


     

 Amebix - Sonic Mass 

 De vuelta después de dos décadas ausentes, Amebix crea un híbrido de su crustcore original, mezclado con speed metal y shoegaze. Si el lector puede imaginar una estrambótica colisión de Killing Joke, Prong y My Bloody Valentine con el pop británico, podrá hacerse una idea del estilo de este álbum, que varía considerablemente al tratar de adaptarse ad hoc para expresar lo que cada canción exige. Se percibe una posible influencia oculta por parte de la música de principios de los ochenta, a la hora de hacer canciones que corresponden a una idea visual (como para un vídeo de la MTV), de forma similar a cómo los antiguos griegos combinaban poesía, música y teatro. Este disco derrocha sabiduría al no intentar revivir el pasado. Por el contrario, nos brinda música melodiosa que está a la altura de lo mejor de los grandes grupos mediatizados de mayor reclamo, reemplazando sus verdades a medias por una visión más perspicaz de la realidad.


     

 War Master - Pyramid of the Necropolis 

 El nuevo estilo de death metal old school que War Master pone sobre la mesa muestra sus influencias en la propia carátula: Bolt Thrower es la primera que viene a la mente, seguida de otras notables referencias como Obituary y Suffocation. La fusión resultante es una tormenta de power chords con sonido de bajo apilados uno sobre otro en una serie de riffs ingeniosos, con una estructura que le va en zaga lo mejor que puede. Igual que un buen puzzle o un laberinto bien construido, los pasajes cobran sentido al conectar, pero no antes, y War Master evita la “ensalada de riffs” mediante la juiciosa repetición de varios temas principales por canción, algunos conformes al esquema estrofa-estribillo y otros de naturaleza más abstrusa. Los puristas sabrán apreciar la escasa sofisticación de unos gruñidos a pleno pulmón y la percusión marcial, así como la variedad de ritmos, que oscilan entre el doom-death y el machaqueo enérgico del death metal más reciente. El resultado final es poco refinado pero potente, y aporta un nuevo lenguaje al viejo arte de componer death metal de la vieja escuela.


     

 Blaspherian - Infernal Warriors of Death 

 Uno más de aquellos que aún añoran el poder épico del death metal old school, Blaspherian entrega un satisfactorio descenso por las cavernas que llevan al oscuro inframundo del subconsciente. Imbuidos de los primeros Incantation y Deicide, y del trabajo previo del compositor, Wes Weaver, en Imprecation, Blaspherian esculpe canciones partiendo de unos cuantos acordes retorcidos en riffs proteicos, como si de alambre doblado se tratara, hilvanados entre sí con una idea de ritmo inexorable. Por encima de esto se oye tronar un rugido gutural implacable, y la mortífera artillería de una percusión militar. No hay solos de guitarra que estropeen este insurrecto túnel de destrucción sonora, sino que por virtud de su coherencia interna se crea una atmósfera a la que se va dando textura de forma selectiva, lo que redunda en una experiencia siempre cambiante que nos conduce, como los pasadizos serpenteantes de una fortaleza subterránea, a través de la confusión hasta la claridad.



(traducción del artículo publicado en el Dark Legions Archive el 23.12.2011)





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