OCTUBRE DE 2021 - GENUFLEXIÓN -
PADRE DE TODOS LOS ABISMOS (2021)

 Tenía ya ganas de escribir sobre este grupo, que me deslumbró hace un par de años con su segundo disco, Apoteosis Fallida; la aparición de un tercer álbum el pasado verano me brinda por fin la oportunidad de dedicarles unas cuantas líneas. Genuflexión es un grupo relativamente reciente, pero integrado por veteranos de la escena de Buenos Aires cuyas dilatadas trayectorias respectivas se remontan a finales de los años noventa. Este nuevo trabajo, en la misma línea que los anteriores pero más depurado, mantiene la singular combinación de factores que hizo de sus títulos anteriores piezas originales y distintivas: por un lado se trata de un black metal maduro y conservador, firmemente anclado en su filiación estilística, por otro, se desmarca de lo típico y lo trillado por un marcado énfasis en la melodía y por el intenso misticismo de su visión. Estamos ante una de las formaciones más centradas y redondas del black argentino, y eso es algo que se percibe en cada una de sus composiciones.

Genuflexión - Padre de todos los abismos (Sons of Hell Prod., 2021)

 La fórmula del grupo se ubica dentro de lo que podríamos acotar como black metal melódico, entendiendo por ello una preeminencia de las melodías, en este caso de guitarra en lugar de teclado. Dotadas de una distorsión muy suave, las guitarras eléctricas suenan mucho más sugerentes que agresivas, y se ven respaldadas o incluso relegadas a menudo por una guitarra acústica, en una contraposición muy natural y lograda, sin que ello haga que la música pierda fuerza o interés. A ello se unen líneas de bajo por lo general perfectamente nítidas, y teclados dispersos y discretos, que suavizan y matizan aún más el sonido. La batería es también liviana, y no adopta excesiva prominencia ni siquiera cuando opta por aumentar la velocidad. Las voces principales, por el contrario, son más bien desgarradas y potentes, y ponen la única nota discordante en un discurrir lánguido que suena distinto del black metal más convencional pero sin llegar a ser blando ni meloso.

 El disco es sólido y equilibrado en el sentido de que no hay canciones más simples o flojas, todas ellas están construidas de manera más o menos similar y cuentan con uno o dos riffs melódicos potentes y llamativos que se conjugan en distintas variantes para dar a cada tema un sentido unitario. Cada pista presenta una estructura inicialmente cíclica, con recursos tan sencillos como efectivos, que en los mejores casos se amplía para dar cabida a desarrollos más ambiciosos. Es aquí donde el grupo brilla, al poner toda su sensibilidad melódica al servicio de una mayor inventiva formal, con ecos de lo que parece casi un rock melódico (en el mejor de los sentidos) así como del pagan metal del Este de Europa, aunque más por el enfoque emotivo general que por influencias concretas. También hay algo de black metal griego en los recitados semisusurrados y el uso solemne de los teclados, pero el resultado final está tan depurado que se borra casi del todo una posible adscripción a cualquier referencia determinada.

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 Dentro de un estilo más bien clasicista, Genuflexión sabe introducir suficiente novedad en su sonido como para ofrecer algo diferente, que seduce y llama la atención. También las letras en castellano, con una profunda carga de religiosidad no normativa, resultan peculiares y atractivas, ya que no se escoran hacia el campo del satanismo ni tampoco hacen apología de ninguna religión organizada, sino que se quedan en una especie de término medio, en una fascinación por el propio hecho religioso, un planteamiento tan inusual como acorde con lo sugerente de la presentación. Tal vez el único comentario negativo que podría hacerse es que este nuevo disco se asemeja bastante al anterior, en el que se cimentó su fórmula actual, lo que hace temer una previsible estagnación si el grupo se enroca en un mismo estilo definido, pero no hay verdaderos motivos para pensar que estos músicos con talento y experiencia no sean capaces de seguir avanzando en sus futuras creaciones.

Belisario, noviembre de 2021