JULIO DE 2019 - DISCO DEL MES:
CALYX - VIENTOS ARCAICOS (2019)
Ahora que el año está bien avanzado es posible observar con perspectiva lo publicado hasta la fecha y distinguir más títulos que merecen la pena. Ese es el caso del debut de un nuevo grupo zaragozano llamado Calyx, que vio la luz hace apenas dos meses. Lo publica un sello tan destacado como Iron Bonehead, que de un tiempo a esta parte apuesta más por grupos noveles y/o underground, lo cual es ciertamente loable. Los maños han hecho los deberes, con seis años de actividad y tres maquetas a sus espaldas antes de lanzar su primer disco completo, algo que empieza a ser raro en la era digital y que se nota en la solidez de las composiciones y la seguridad en la ejecución. Puede que no suponga ningún terremoto que socave los cimientos del metal extremo tal y como lo conocemos, pero lo que sí caracteriza a Vientos arcaicos es su manifiesta autenticidad y la claridad de la visión de sus creadores hábilmente transformada en música.
Calyx - Vientos arcaicos (Iron Bonehead, 2019)
La fórmula del disco se nutre principalmente de un black metal básico pero robusto, con el suficiente margen como para asimilar otras influencias y desarrollar individualmente cada canción. Muchos de los temas suenan a algo que cabría definir como black/thrash, aunque bajo la superficie late en todo momento un elemento de pulsión crust punk que aporta dinamismo sin simplificar en exceso. Cada canción suele articularse en torno a riffs potentes que se van relevando para virar el rumbo de forma enérgica, sirviéndose de cambios de ambiente e incluso en ocasiones de ritmo para revitalizar la acción y hacerla avanzar. Por lo general cada riff se repite varias veces de manera un tanto cuadriculada, pero su efecto es invariablemente poderoso. En los temas más sobresalientes, al llegar al final se retoma el principio de un modo muy parecido pero no del todo igual, lo que consigue una conclusión lógica y coherente así como un indudable sentido de compleción. Esto sucede sobre todo en la primera mitad del disco, ya que las cuatro pistas finales, tal vez con excepción de la última, son algo inferiores, aunque pese a ello el balance no deja de ser positivo.
El grupo logra compensar su modesta pericia técnica mediante soluciones estructurales y organizativas que no por ser sencillas resultan menos eficaces, como las derivaciones complementarias de un mismo riff o las marcadas variaciones de ritmo. Encontramos un único solo en el álbum, que no es ni mucho menos espectacular, pero esta ausencia de florituras se equilibra gracias al don que tiene esta formación para acuñar riffs sencillos pero extremadamente potentes que enganchan desde la primera escucha. Algunas canciones se dejan imbuir por otros subgéneros reconocibles, como el speed metal de “Asedio infernal”, que el grupo sabe traer a su terreno para ampliar su campo de acción sin remitir directamente a ninguna influencia en concreto. En términos generales, se consigue mantener una clara unidad de estilo a pesar de la diversidad de estructuras y ritmos empleados, y ese es quizá el mayor atractivo que presenta este disco y su rasgo más digno de alabanza. Todo lo dicho anteriormente revela que este material probablemente haya sido trabajado con paciencia y esmero antes de la grabación, lo que redunda en el resultado.
Junto a las referencias estilísticas antes mencionadas, el álbum entero está impregnado de resonancias medievales, tanto en los intervalos acústicos que pueden oírse en la introducción, la conclusión y en algún interludio como en las melodías llamativas y pegadizas interpretadas por las guitarras eléctricas. Estos elementos recurrentes entroncan con la temática abordada, de corte antiguo y legendario, recreando a través del sonido lo expresado en unas letras que, además de estar escritas en castellano, son muy adecuadas y evocadoras, pese a abusar ligeramente de la inversión del orden gramatical y la omisión de artículos en aras de una mayor concisión. El cuidado prestado a los textos así como el uso de la lengua materna en lugar de un inglés estandarizado y hueco son de agradecer, pero ya la propia música remite al universo mágico, oscuro y ancestral que inspira a estos jóvenes y queda fielmente retratado desde la misma portada, que parece una ilustración de alguna de las Leyendas de Bécquer, con las cuales las letras tienen mucho en común, al igual que con las películas setenteras de fantaterror de bajo presupuesto, no pocas de las cuales se rodaron en España.
Como dijimos al principio, en Vientos arcaicos no hay nada realmente nuevo, ni tampoco una reinterpretación original de algún género establecido, pero lo que sí se ofrece es una recombinación bastante personal y lograda de influencias y estilos antiguos que cobran una nueva dimensión y por tanto una nueva vida, algo que no resulta en absoluto desdeñable. Calyx es un grupo debutante pero con las ideas muy claras que se propuso ir más allá del black/thrash estándar, generalmente potente pero también plano y facilón, y lo ha conseguido con su amalgama de estilos metálicos y energía punk, cohesionada pero lo bastante diversa como para dejarse impregnar por sus fuentes de inspiración y exhibir una sorprendente variedad formal. El resultado es un disco sencillo pero muy auténtico y evocador, que supera ampliamente a cualquier producto genérico y convencional, y será del agrado de quienes valoren la correspondencia entre visión y ejecución por encima de las meras consideraciones técnicas.