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NOVIEMBRE DE 2015 - DISCO DEL MES:
NUNSLAUGHTER - ANGELIC DREAD (2014)


 He aquí otro disco del año pasado que escuché no hace mucho y recientemente he podido adquirir como parte de mi más reciente pedido a BlackSeed Productions (que entre otros álbumes incluía el debut de Corpsessed en vinilo), recogido con ocasión de la tercera Feria del Disco de Metal Extremo en Madrid, un evento bianual de lo más interesante. Aparte del hecho de haberlo comprado y vuelto a escuchar en cedé durante las últimas semanas, el motivo que explica la elección de este título de Nunslaughter como disco del mes es el fallecimiento de uno de sus miembros principales, Jim “Sadist” Konya, batería y compositor durante veinte años, que dejó atrás esta vida y sus vicisitudes el pasado 7 de octubre tras haber sufrido serias complicaciones de salud durante las semanas previas. Nunca había seguido atentamente a este grupo, más allá de mi admiración por el espectacular videoclip de su canción “God”, hasta el descubrimiento hace unos meses de Angelic Dread, su cuarto álbum de estudio, a través del cual aprendí a apreciar su death metal básico y agresivo. Ya antes del trágico suceso mencionado, del que supe a través del programa entero de Metalenema dedicado al grupo hace dos meses, Nunslaughter había anunciado una suspensión temporal de sus actividades, lo que hace poco probable que vuelva a retomarlas en adelante, razón por la cual este disco puede considerarse una especie de testamento, aunque desde la fecha de publicación hayan visto la luz otras piezas menores en forma de epés, álbumes en directo y discos compartidos. Esto se debe a que Nunslaughter era uno de esos grupos que no paran de sacar nuevo material, a menudo reeditado o regrabado, engrosando con los años una discografía imponente, algo que al menos a mí me echa para atrás a priori a la hora de abordar una formación desconocida, pero por lo que sé el motivo para ello era, en su caso, su gran afición a editar discos conjuntos con otras bandas. De hecho, a pesar de haber existido desde 1987 y haber publicado un material abundantísimo, su primer disco completo no salió hasta 2000, y tan sólo cuentan con otros tres, el último de los cuales es el que nos ocupa.


Nunslaughter - Angelic Dread (Hells Headbangers Records, 2014)


 En Angelic Dread tenemos una muestra perfecta del estilo de Nunslaughter desde sus inicios: death metal rudimentario y violento, que bebe mucho más del speed metal y proto-death de mediados de los ochenta que de estilos posteriores más elaborados, y se inspira en un anticristianismo virulento que inflama sus letras, directas y sin miramientos. Su música tiene más que ver con Death Strike/Master que con la escena de Florida, y podría ilustrarse imaginando a unos Nuclear Assault en versión minimalista que hubieran evolucionado hasta llegar al death metal ensayando durante años en su garaje. Sus canciones cañeras y sorprendentemente breves (muy pocas superan los dos minutos y medio de duración) se asemejan en gran medida al hardcore punk clásico, pero tanto la sucesión de los riffs como la voz salida del infierno nos recuerdan que estamos ante un grupo de metal. La sencillez de su fórmula se ve compensada por su intensidad y energía, ya que sus canciones son muy vivas y animadas y no dejan espacio para partes más lentas ni tediosas, de hecho, ninguno de los discos del grupo tiene una duración que supere los 35 minutos. Todo en Nunslaughter es brevedad e inmediatez, no obstante, este álbum destaca frente a sus predecesores por dos factores de relevancia. En primer lugar, a las canciones nuevas se suma un segundo cedé con versiones regrabadas de canciones anteriores publicadas en diversos vinilos de 7 pulgadas, lo que nos brinda una visión de su estilo del pasado combinado con el del presente (la diferencia es a todas luces nimia) y, cosa no menos importante, pone en nuestras manos dos discos por el precio de uno. Por otra parte, los temas de ambos cedés presentan un sonido muy superior a todo lo que el grupo había grabado hasta la fecha: compacto, potente, nítido y a la vez aplastante. Gracias a esta producción ideal todas las canciones vibran con intensidad y resultan rabiosas y disfrutables en extremo a pesar de provenir de una banda ya clásica, algo comparable al efecto de los últimos álbumes de Motörhead o Sodom. Las guitarras son claras pero lacerantes, la batería suena rotunda y firme y las voces diabólicas de Don of the Dead y coros (¿de Jim Sadist?) completan un asalto sonoro que envuelve y engancha. No es nada habitual que el mejor disco de un grupo con más de veinte años de andadura sea el último, pero en este caso cabe hablar en esos términos sin atisbo de exageración.




 En ocasiones he visto a gente acusar a Nunslaughter de falta de variación, de ser unos dinosaurios del metal que llevan lustros haciendo lo mismo. Yo me pregunto: ¿acaso eso es malo? Y sobre todo: ¿acaso es peor que cambiar de estilo y hacer el ridículo convirtiéndose en lo que no se es o plegándose a un criterio comercial? Nunslaughter nunca han sido muy famosos, a pesar de haber estado siempre al pie del cañón; son un buen ejemplo de gente que toca la música que le gusta y disfruta con ello. Desde un punto de vista artístico esto peca de falta de ambición, pero si pasados veintisiete años desde su formación la música está al nivel de la que puede oírse en Angelic Dread, cualquier exigencia de evolución pierde su fundamento. El metal debe ser siempre potente y enérgico, animar el espíritu y llevar de alguna forma a la acción, y en ese aspecto este disco cumple plenamente su función. Quien se adentre en él no encontrará musicalidad demasiado compleja ni excesiva elaboración, pero el fondo es totalmente honesto, y el resultado es absolutamente cañero y devastador. Teniendo en cuenta la forma que suelen exhibir las bandas que llevan más de dos décadas en el metal, no cabe pedir mucho más. Aun suponiendo que pueda llegarnos más música nueva de Nunslaughter en un futuro, será difícil que este disco pierda su chispa y su relevancia en los años a venir.


Belisario, diciembre de 2015





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