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SEPTIEMBRE DE 2015 - DISCO DEL MES:
CRUCIAMENTUM - CHARNEL PASSAGES (2015)


 De nuevo comentamos un disco reciente, publicado el día 4 de este mismo mes. Este otoño incipiente está trayendo consigo varios discos de grupos interesantes que han visto la luz en los últimos días, como los nuevos de Mgła, Skepticism o el debut de VI, que a pesar de sus indudables cualidades me han parecido todos ellos excesivamente redundantes y previsibles, como si no quisieran o no se atrevieran a dar un paso más allá y adentrarse en un terreno nuevo y desconocido. El que nos concierne lleva por título Charnel Passages, es el álbum debut de Cruciamentum y en mi opinión no entra dentro del mismo saco. Estamos hablando de un grupo inglés constituido hace menos de una década, que hasta la fecha tan sólo contaba en su discografía con una maqueta y un fabuloso EP (Engulfed in Desolation) publicado en 2011, que me pareció excelente cuando lo escuché por aquel entonces. Era sólo cuestión de tiempo que viera la luz su primer LP, porque el grupo ya apuntaba maneras para convertirse en un firme adalid dentro de las nuevas formaciones de death metal denso y compacto entre las cuales probablemente figure lo mejor que ha dado el género en los últimos años. Cruciamentum comparte la mitad de sus miembros con Grave Miasma, otro grupo de estilo similar cuyo primer disco de hace un par de años (Odori Sepulcrorum) me pareció un tanto decepcionante por la forma que tiene de echar a perder un gran talento para generar atmósferas debido a la incapacidad para construir canciones que las enmarquen y les den sentido. Por suerte, Charnel Passages no sufre las mismas carencias, y a la habilidad para componer temas sólidos se une una voluntad consciente de crear algo característico que resulte claramente diferenciable.


Cruciamentum - Charnel Passages (Profound Lore, 2015)


 El estilo de Cruciamentum es un death metal oscuro y robusto al estilo Incantation, con abundancia de trémolos, pero que apuesta por una rica variedad de recursos a la hora de componer sus canciones. Cada una de ellas engloba partes tocadas a distintas velocidades para formar un conjunto dinámico, lo que para este cronista los aproxima más al primer disco de Dead Congregation que al enfoque atmosférico del debut de Grave Miasma. El grupo alterna trémolos potentes a un medio tiempo machacón con riffs rápidos en secuencias fluidas casi al estilo sueco, insertando ganchos rítmicos que recuerdan a Slayer, solos frenéticos e intensos como los de Angelcorpse y un recurso altamente eficaz como es el uso ocasional de tañidos de campanas para acompañar las partes más lentas, lo que les otorga una suprema solemnidad. Con el mismo fin, en ocasiones surgen líneas de teclado que refuerzan la tensión y subrayan las cumbres de intensidad como podrían hacerlo unas trompetas, culminando a veces en una explosión de furia. Aunque no sea algo sumamente original, porque esta descripción podría aplicarse a muchos discos buenos de grupos similares, estructuralmente el disco está muy bien construido, y de su cuidada variedad y armonía emana una sensación de equilibrio perfecto, así como una nítida visualización de los parajes desolados y siniestros evocados en las letras. Sorprende un poco que en conjunto la música resulte más melódica y menos áspera que la de su anterior EP, lo que le resta cierta fiereza, pero la música está tan bien hilada que uno se olvida pronto de lo que podría haber sido para dejarse mecer por este siniestro mar sonoro de olas amenazantes, como el que se observa en su magnífica portada.



 Quizá lo único que podría reprocharse a Charnel Passages, además de su fidelidad a estilos más antiguos que ya estaban totalmente desarrollados antes de que el grupo se constituyera, es que suene tan armonioso y liviano, en términos relativos, a pesar de su evidente intensidad. Una de las virtudes del disco, su impecable factura, recalcada por una producción clara y concisa, se convierte en defecto para quien estime que el metal necesita forzar incesantemente los límites de crudeza y brutalidad y volverse cada vez más radical para escapar a la asimilación, sin dejar al mismo tiempo de ser música elaborada, en esa delgada línea entre orden y caos que recientemente han explorado grupos como Heresiarch. En ese sentido, los guitarreos convencionales al estilo heavy metal que aparecen en contadas ocasiones y los finales con fundido en negro excesivamente prolongados son una concesión a formas musicales más amables que no casan del todo con el espíritu más combativo del metal extremo. No obstante, este es un mal menor y, al fin y al cabo, una decisión artística consciente que no empaña la impresión general de un trabajo sobresaliente que toma el camino difícil de la armonía como base, presenta una instrumentación perfectamente adaptada a la oscuridad y desolación que pretende recrear y, por último pero no menos importante, logra sintetizar la energía salvaje del death metal con la sombría majestuosidad del black en una misma entidad solemne y agresiva. Aunque el resultado, como ya hemos dicho, no sea totalmente original, ya que admite comparaciones con Corpsessed, Krypts o los ya mencionados Dead Congregation, sus transiciones entre pasajes muy variados finamente imbricados son muy competentes, y resultan altamente disfrutables. Por todo ello, estamos probablemente ante uno de los mejores discos de los últimos meses, y posiblemente también del año entero.


Belisario, septiembre de 2015





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