Vómito Vacuo – Locura y un cuerpo EP (Autoeditado, 19 de abril de 2022)
Una buena prueba de que una escena es verdaderamente rica y diversa es cuando uno encuentra un grupo nuevo e interesante que no se parece en nada al sonido clásico habitual de sus compatriotas. Ese es el caso de los chilenos Vómito Vacuo, que en su flamante primer EP Locura y un cuerpo cultivan lo que nominalmente es un híbrido de black y doom sin ninguna semejanza directa con el sonido death/thrash más arraigado por aquellas latitudes. En realidad, la etiqueta black/doom es un tanto engañosa, porque la fórmula que aquí se presenta no es una mera suma de las características de los dos subgéneros, sino que toma elementos de los mismos y los mezcla con otros diferentes para conformar un todo que es tan personal como sui generis. El enfoque minimalista y lo-fi no debe hacernos perder de vista que esta es una joven formación con una visión muy amplia y un posible porvenir brillante por explotar.
La base de los escasos tres temas que incluye el EP es un guitarreo lento y pesado típico del doom, al que se suman regularmente unos sintetizadores muy solemnes que se asemejan a trompetas y flautas, un recurso tan curioso como arcaizante que da un toque muy pintoresco pero encaja bien con el conjunto, como si Cathedral hubieran tirado de midi. El medio tiempo es el ritmo dominante, aunque de vez en cuando entra una cabalgada, que tiene más de thrash que de black, y acelera un poco la narración. Ocasionales riffs disonantes a modo de peculiar estribillo, alguna que otra guitarra acústica y sobre todo un tono de bajo potente y crepitante empleado con gran eficacia terminan de redondear una propuesta en la que lo único realmente black son las voces (aullidos un tanto estándar, pero convenientemente entendibles), porque la atmósfera es más doom que otra cosa. El único punto débil de la instrumentación es la batería, que suena muy básica y como apagada, pero esta falta de lucimiento no deja de ser acorde con el sentir global en términos estilísticos.
Como hemos mencionado, además del black y el doom, Vómito Vacuo se sirve del thrash metal para sus partes más agresivas, y de un registro que podríamos denominar “ritual” en lo relativo a los sintes. Las canciones se construyen de una forma muy elemental, por medio de bloques muy definidos con un contraste pronunciado entre ellos, lo que genera transiciones bruscas que no son algo negativo en sí, porque mantienen vivo el fluir de cada composición sin por ello confundir el rumbo. La producción encuentra un buen término medio entre una relativa nitidez de cada instrumento y la densidad característica de las producciones caseras, que en este caso favorece a la música al ofrecer un timbre generalmente cálido y suave. La mezcla de estilos dispares trae a la mente a grupos tan heterogéneos como Faustcoven, que también emplea el black/doom para construir una atmósfera única e intransferible, pero también a las canciones más ceremoniosas de Celtic Frost, lo que sugiere que estamos ante toda una rara avis, pero con un indudable buen hacer y una gran amplitud de miras.
El tono empleado por el grupo tiene un punto épico al que se contrapone sistemáticamente una sensación de desánimo y decadencia, sutil pero siempre palpable. Sus canciones dibujan imágenes originalmente hermosas que se ven distorsionadas por un entorno sombrío y hostil que parece fruto de la inestabilidad mental o del terror ante la existencia, lo que genera un contraste tan colorido como fascinante. Las letras en castellano apuntan a un concepto surrealista bastante inusual, en la misma línea que el nombre del grupo, el título o la portada, muy acordes con lo que acabamos de exponer. Existe por tanto una notable coherencia entre la forma y el fondo, y un indudable interés artístico del contenido, probablemente las mejores bazas de esta propuesta. Cada canción presenta un paisaje distinto y complejo, ofreciendo una verdadera exploración que se realiza una y otra vez con deleite.
Esta música no solamente es buena de por sí, sino que también resulta muy prometedora por todo el nuevo terreno que abre para una posterior profundización. Las carencias en cuanto a firmeza de la ejecución se compensan con creces por la cantidad de ideas esbozadas, lo que arroja un balance inequívocamente positivo. Locura y un cuerpo es una obra muy artesanal, pero también muy fértil e inspirada, y se comprende que sea directamente un EP en lugar de una demo porque la ambición artística está justificada. En su enorme variedad y sus recursos simples pero bien arreglados, el grupo recuerda también lejanamente a los colombianos Cóndor, cuyo rango estilístico es igual de difícil de acotar. Es una alegría ver que aparecen nuevas formaciones como esta, con mucha personalidad y margen para seguir creando dentro de los registros escogidos, siempre que sean capaces de mantener su afán exploratorio y la misma densidad de contenido.
Escuchando: Isegrim – 2000 – Dominus Inferus Ushanas