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Entrevista a Cromlech (Canadá)

(por Charles Stuart, 30 de abril de 2018)


© Cromlech


 El grupo canadiense Cromlech se aventuró valientemente en el campo de batalla con su prometedor debut Ave Mortis en 2013. Tras pulir sus tácticas y armamento, en 2017 publicaron el excelente EP Iron Guard. Mezclando influencias del doom, death y heavy metal clásico, los poderosos Cromlech son la punta de lanza del inminente resurgir del power metal épico. Durante un breve respiro entre dos batallas, los miembros de Cromlech accedieron amablemente a dedicar unos minutos de su tiempo a responder unas cuantas preguntas.


 ¿Cuál es la formación musical de los miembros de Cromlech? ¿Sois autodidactas? ¿Es importante poseer conocimientos básicos de teoría musical para hacer metal?

 ROMAN LECHMAN (GUITARRA): Yo recibí lecciones de piano entre los 7 y los 12 años, y después unos cuantos años de guitarra.  Debido al hecho de pertenecer a la comunidad ucraniana, el canto y las canciones eran algo muy importante, tanto en la iglesia como en casa, con amigos o en familia, en la escuela o en los scouts. Mis padres tienen ambos inclinación por la música y son buenos cantantes y mi abuelo, que ya falleció, tenía una voz portentosa. En ocasiones, también se encargaba de dirigir coros de iglesia.

 Yo soy un músico "de oído", nunca he llegado a aprender realmente a leer tablaturas o notas. Por ese motivo, se podría decir que soy en gran medida autodidacta en cuanto a la técnica. En Into Oblivion, esto hacía que Kaveh (el guitarrista rítmico) se volviera loco, porque mi técnica de digitación no tenía ningún sentido para él. Básicamente lo que yo necesitaba era buena memoria con respecto a la melodía y muchas, muchas grabaciones de ensayo.

 La teoría musical formal en el metal puede llegar incluso a suponer cierto obstáculo, en mi opinión, ya que me parece que muchos riffs buenos e interesantes, en el death metal y black metal por ejemplo, requieren un elevado grado de cromatismo. Seguir con excesivo rigor las tonalidades mayores y menores en el metal puede producir una merma notable en el interés de la música, y provocar que se eviten disonancias que, de usarse, podrían aportar color. No obstante, el cromatismo que he mencionado antes debe ser único en el siguiente aspecto: debe estar basado en el principio de "orden en el caos", esencial para la mayor parte del metal, a mi entender. Esto no quiere decir que los movimientos normales de acordes se dejen de lado, sino más bien que empleamos el principio wagneriano antes que el de Schönberg o los disparates que vinieron después. Respetamos las líneas maestras de la tonalidad, pero la cromatizamos para hilar tensiones que bailan con frenesí en los límites del orden sin llegar a perder completamente la forma. Obviamente, esta técnica debe ser más sutil en el heavy metal de estilo clásico, ya que se trata de una expresión del género más primitiva y pegada al folk, que reposa sobre melodías plenas y convencionales. En cualquier caso, la técnica se desarrolla de forma natural a medida que uno se va haciendo más viejo, pero no por ello deja de ser un mapa: no puede decirte adónde tienes que ir, sino tan sólo lo que hay en cada sitio.

 DAVID BARON (GUITARRA): Puedo confirmar que la digitación de Roman tiene bastante poco sentido y resulta exasperante. Mi propia educación musical incluyó piano y guitarra clásica, por lo que mi técnica al tocar es más convencional. Dicho esto, no creo que una educación formal sea algo necesario para el metal, en especial para las variantes extremas. El metal se compone de manera orgánica e incita a romper con las convenciones; lo cierto es que es imposible respetar las convenciones si nunca las has aprendido. A pesar de ello, existe una tendencia, por ejemplo entre los grupos de death metal muy técnicos (especialmente los que se inclinan hacia el mathcore y cosas parecidas), a desmenuzar lo convencional en trocitos cada vez más pequeños, en lugar de crear composiciones potentes y efectivas, algo que soy incapaz de tolerar. En resumen, la teoría no hace falta, pero resulta útil si la conoces.

 KEVIN LOGHNANE (VOZ): Yo toqué el piano de los 6 hasta los 14 años, e intenté aprender yo solo a tocar la guitarra en torno a los 20 años, con resultados limitados. En cuanto a la voz, no había cantado una sola nota en mi vida hasta 6 meses antes de que Ave Mortis saliera a la luz. Roman y yo éramos amigos desde hacía unos años, y durante una noche de juerga le dije de broma que haría una prueba como cantante de directo para Cromlech (por aquel entonces estaban buscando uno). Roman me tomó la palabra y el resto es historia, pero desde entonces he recibido lecciones de canto de manera sistemática y Roman, que es un cantante con más experiencia, me ha echado una mano con la técnica y la ejecución. Baron también me ha ayudado mucho, con frecuencia me decía que me esforzara más y mejorara... lo que ha demostrado ser una forma eficaz de motivarme (risas).

 BRANDON KEDDY (BAJO): Por mi parte, no cuento con ningún tipo de formación o educación musical formal. Me decidí por el bajo cuando tenía alrededor de 12 años, ya que fue por aquella época cuando mis gustos personales pasaron de ser lo que escuchaban mis padres a obedecer a un criterio propio. Fue un deseo totalmente natural el querer aprender a manejar un instrumento para poder tocar al escuchar la música que me gustaba. En mis comienzos estuve en un par de grupos de mierda, nada serio. No fue hasta que conocí a Roman en el instituto y empecé a tocar con Into Oblivion cuando me vi frente al reto de tener que perfeccionar mis habilidades. Unirme más tarde a Cromlech me obligó a adoptar una serie de técnicas y habilidades totalmente diferentes, después de muchos años tocando únicamente death/black metal con Into Oblivion.

 JACOB JEZOVIT (BATERÍA): Recibí lecciones de batería para principiantes durante aproximadamente un año, cuando tenía 13, pero mi forma de tocar no mejoró hasta que conocí a Roman y me uní a Into Oblivion. Al principio me costaba seguir el ritmo de sus rápidos punteos de trémolo. Esa presión me obligó a desarrollar técnicas de percusión de black, thrash y death metal en una época en la que yo era básicamente una página en blanco. Al unirme a Cromlech unos años más tarde, los ritmos más lentos me resultaron alienantes. No obstante, estos ritmos me forzaron a refinar mi coordinación y técnica. Mi conocimiento de la teoría musical es inexistente. Todo lo que sé lo he aprendido escuchando a distintos baterías de metal, como Pete Sandoval, y tratando de incorporar sus estilos de percusión a los grupos de los que formo parte.

 La mejora en la composición de las canciones entre Ave Mortis y Iron Guard es muy marcada. ¿Trabajáis conscientemente como grupo en la mejora de vuestras habilidades compositivas, o se trata del resultado de una mayor familiaridad entre los miembros del grupo con el paso del tiempo? ¿Cómo es vuestro proceso compositivo?

 ROMAN LECHMAN (GUITARRA): Yo tiendo a crear composiciones largas, lo que tiene mucho que ver con mi diarrea verbal.  Cuando explico una opinión, me veo obligado a hacer todo lo posible para sentar las bases que indiquen cómo he llegado a esa conclusión, de manera que queden claros mi proceso de reflexión interna y mi razonamiento.

 Lamentablemente, una parte de esto puede resultar innecesaria.  Mucho de lo que hemos progresado ha consistido en eliminar las repeticiones inútiles y atrevernos a cultivar la brevedad.  En lugar de "mostrar mi trabajo" poquito a poco, a menudo incluyo en los riffs referencias a otros riffs, hilvanando así la unidad de la composición mediante alteraciones que remitan a temas anteriores o posteriores, aparentemente distantes y sin relación en un primer momento, pero que terminan por resolverse en una conclusión drástica.  Generalmente compongo una canción teniendo uno o dos riffs en mente. Poco a poco, voy matizando los riffs y contraponiéndolos para crear otros, y con el tiempo surgen algunos temas clave ("pilares", por llamarlo de alguna forma) que van tomando forma en la canción. El enfoque y la naturaleza de la canción se van conformando en torno a ellos, permitiendo así finalizarla.

 Añadiré que la aproximación convencionalmente más aceptable de Baron con respecto a la técnica y la creación (es decir, con menos de genio loco autodidacta tocando death/black como un tarado) se me ha acabado pegando y, como ya he dicho antes, la técnica se refina con la edad y la práctica.

 DAVID BARON (GUITARRA): ¿Ha mencionado Roman el leitmotif? Ese es un punto en el que estamos muy de acuerdo. Creo que la mejora se debe parcialmente a que ha progresado nuestra familiaridad a la hora de componer, y también en parte al hecho de haber escogido material potente y bien trillado para publicarlo en el EP Iron Guard. Poco después de la fecha de esta entrevista verá la luz nuestro compartido con Infamous con otro tema breve, muy intenso y visceral de Cromlech, y después de eso sacaremos nuestro siguiente álbum titulado Ascent of Kings, que incluirá buena parte del material más largo, ambicioso y quizá menos amable en el que hemos estado trabajando durante los últimos años. Debo decir que esas canciones ya no se basan en repetir muchas veces el mismo riff; algunas de ellas son temas de gran complejidad, con sus tres actos y todo.

 JACOB JEZOVIT (BATERÍA): Sea esto algo consciente o inconsciente, tengo la impresión de que nos negamos a que nuestra música se quede estancada en un terreno conocido y preferimos progresar a nivel técnico y compositivo. Naturalmente, nuestra creciente amistad y la mejora de nuestra habilidad como músicos influyen en el rumbo de la composición. En cuanto al proceso compositivo, Roman y Baron componen todos los riffs y me dicen qué ritmos tengo que tocar.


© Cromlech


 Veo que tenéis una bandera de "Make America Great Again" en una de vuestras fotos, así como otras referencias al Presidente Trump. ¿Opináis que la política tiene cabida en el metal? ¿Consideráis que la música o las letras de Cromlech son políticas?

 ROMAN LECHMAN (GUITARRA): Creo que el 90 por ciento de la música expresamente política es una mierda.  Es necesario despolitizar el metal. Puedo aguantar el izquierdismo si los riffs y la composición son buenos (también hay personas de izquierdas con principios a las que aprecio y respecto), pero no parece que esto funcione a la inversa para algunos. Hemos visto cada vez más ejemplos de esto durante la era Trump, como aquel malogrado concierto de Graveland en Montreal, o incluso con las cruzadas contra un grupo ciertamente mediocre pero claramente moderado en sus opiniones políticas como es Marduk.

 EL METAL ES PODER.  EL METAL ES PELIGRO. EL METAL RESPETA A AQUELLOS QUE LO MERECEN. EL METAL NO ES PARA TODO EL MUNDO.

 En cuanto a Trump, la histeria que lo rodea es muy divertida. La gente está chalada.

 DAVID BARON (GUITARRA): Así es, el "síndrome del trastorno trumpiano" es un fenómeno que no logro entender, pero me divierte mucho meter el palo en el avispero. El problema de la música que es expresa e intencionadamente política (aparte del hecho de que el grupo probablemente se equivoque) es que invariablemente los tiempos cambian, la gente cambia y las situaciones políticas cambian, y cada artista refina su postura y se ve forzado a renegar de su propia obra anterior. Por otra parte, una opinión que un día es favorable, al día siguiente echa a un grupo a la basura (basta con observar cómo formaciones que han gozado de una aprobación mayoritaria, como Dire Straits, ven desaparecer su música de la radio por usar la palabra faggot -"maricón"- en la canción "Money for Nothing", a pesar de que el contexto es claramente la expresión satírica del resentimiento de un hombre de clase obrera ante músicos de renombre internacional). Este tipo de actitud de maestra de escuela puritana debe ser contestada con un puñetazo con guante de pinchos en la garganta EN CUALQUIER LUGAR en el que su cabecita pangénero de pelo azul aparezca en la escena de metal.

 En cuanto al propio Trump, hablando personalmente y al margen de la entidad conocida como Cromlech, me encantó su actitud dispuesta y enérgica durante las primarias y su lucha en las elecciones para enfrentarse en solitario a las nutridas filas de la Lügenpresse y VENCER. Sin embargo, el Trump posterior a las elecciones ha sido una experiencia en gran medida decepcionante. ¡Un político que no cumple lo que prometió! ¿Dónde se ha visto eso?

 Resumiendo, la política es algo demasiado efímero y cambiante como para que Cromlech sea un grupo político. Nuestra música y nuestras letras derivan de principios que son eternos.

 KEVIN LOGHNANE (VOZ): Cromlech no es un grupo político. No obstante, con la creciente intrusión de la política, en particular la política de izquierdas, en la escena de metal, nos resulta cada vez más difícil no tomar partido en determinados asuntos. Algunos podrían interpretar nuestro rechazo al izquierdismo en el metal como una simple postura derechista, pero eso sería una formulación típica y excesivamente simplista de nuestro propósito. El hecho es que la política y la cultura son dos cosas categóricamente distintas. Además, ontológicamente, la política ocupa un nivel inferior al de la cultura. En su calidad de expresión cultural, el metal siempre ha luchado para elevarse verticalmente, por lo que verse rebajado a un nivel ontológicamente inferior por individuos que obviamente no entienden el metal ni la cultura del metal es una afrenta para todos aquellos que seguimos siendo fieles al espíritu del metal. El metal tiene una perspectiva abiertamente realista, por lo que trasciende más allá de la mera política.

 BRANDON KEDDY (BAJO): ¡A LA MIERDA TRUDEAU! ¡DOUG FORD COMO EMPERADOR SUPREMO!

 JACOB JEZOVIT (BATERÍA): La política no tiene cabida en el metal, y las alimañas parasitarias que tratan de difundir la igualdad, el feminismo y la tolerancia en las escenas de metal no son bienvenidas.

 ¿Cuál es el elemento más corrosivo y debilitador en la escena de metal moderna?

 ROMAN LECHMAN (GUITARRA): La "policía" de la escena. No se parece ni remotamente a nada de lo que vi en la escena de metal moderna cuando era un adolescente, y es algo que me exaspera.

 DAVID BARON (GUITARRA): Yo voy a contestar algo distinto. Diría que, en mi opinión, las redes sociales son el mayor culpable en este caso, ya que esa hidra de muchas cabezas es la que contiene vectores múltiples de ataque e infección para el metal. El principal problema es que ha ampliado el reclutamiento del metal hasta magnitudes nunca vistas, llegando a más gente de la que estaba expuesta durante los tiempos en los que el metal sobrevivía en la oscuridad, en sitios web y foros específicos, lo que ya de por sí era una magnitud superior de exposición a la que tuvo el metal durante el período underground, después de que las grandes escenas de death metal americana y escandinava entraran en letargo y todo quedara en intercambio de cintas y fanzines fotocopiados. Esta exposición ha tenido como resultado un flujo masivo de turismo de escena e intrusismo hipster por parte de personas gregarias esencialmente vacías de espíritu, que ven en el metal otra escena divertida en la que poder tomarse algo, adoptar alguna nueva moda cool e incrementar su estatus social con su gama ecléctica de gustos musicales. Al principio parece que todo va bien, pero cuando se enteran de que en el arte musical extremo hay personas con puntos de vista extremos (es decir, que no es un humanismo secular consumista globalizador y gay-friendly con una mano de pintura distinta por encima), huyen despavoridos y se refugian en las redes sociales para organizar campañas de activismo de sillón con el objetivo de cerrar salas, cancelar conciertos, hostigar a las discográficas, etc.

 Lo que yo saco de todo esto es que el metal, por supuesto, desprecia a los débiles, y el resultado será que los hipsters, los turistas y demás escoria vegetarán en la mediocridad de sus riffs flojos y su actitud de moda, mientras el auténtico metal se retirará al underground y volverá a una promoción boca a oreja de los conciertos, a las peleas callejeras contra los ANTIFA (las ridículas y escuálidas tropas de choque de la globalización consumista moderna) y a una agudización del espíritu guerrero. Mi recomendación para la gente es que BORRE sus cuentas en redes sociales, se REBELE contra el mundo moderno y DESTROCE a todos aquellos que pretenden afilar los colmillos del metal. HAY GENTE QUE LO ÚNICO QUE QUIERE ES CAÑA... LO QUE CROMLECH QUIERE ES UN CAÑÓN MONTADO EN LA ESTRELLA DE LA MUERTE PARA PULVERIZAR CON ÉL ALDERAAN Y CONSTRUIR UN IMPERIO GALÁTICO SOBRE SUS CENIZAS.

 BRANDON KEDDY (BAJO): Lo más corrosivo y debilitador son los intrusos que invaden una escena de la que no forman parte. Los ANTIFA, feministas, "Social Justice Warriors" y otros individuos débiles de espíritu que intentan cambiarlo, censurarlo, feminizarlo y convertirlo en un espacio "seguro" para todo el mundo. Esto incluye los sitios web de "metal" con titulares sensacionalistas que montan cazas de brujas para "revelar" el pasado de los miembros de tal o cual grupo debido a conductas o afiliaciones que no les parecen aceptables en nombre de la inclusión, la igualdad y la "justicia social". Ellos han trazado claramente una línea y decidido en qué bando de la batalla quieren estar. Hay que hacer que se enteren de que NUESTRA MÚSICA NO ES PARA TODO EL MUNDO. NUESTRA ESCENA NO ES SU ESPACIO SEGURO. Hay que luchar activamente para extirpar esa escoria a cualquier precio, y asegurarse de QUE SE SEPA QUE NO SON BIENVENIDOS.

 JACOB JEZOVIT (BATERÍA): Como ya dije antes, son las alimañas y los parásitos que imponen sus ideologías políticas en la escena de metal. Es un rasgo común entre los marginados de la sociedad el sentirse reforzados en el aspecto de controversia de la cultura del metal underground. Confieso que así fue como yo descubrí el metal, pero este me encaminó en un viaje de descubrimiento y mejora personal. Sin embargo, el metal tampoco es necesariamente un movimiento de "autoayuda". Gracias a las redes sociales, en la actualidad los marginados sociales plagados de inseguridades lo tienen más fácil para acceder a esta escena. La cantidad de gente que se niega a seguir el camino de mejora personal supone un problema, porque esa misma gente es la que trata de modificar la propia cultura para dar cabida a su pereza e inseguridad. La política y la tolerancia no deberían conformar el núcleo del metal, ya que este se nutre de controversia, violencia y enfrentamiento. Si la gente es demasiado débil de carácter como para aceptar esto, QUE SE PIRE.


© Cromlech


 A juzgar por vuestra página de Facebook, Cromlech hace gala de un sentido del humor alegre y entusiasta. ¿Acaso el metal se toma demasiado en serio a sí mismo?

 ROMAN LECHMAN (GUITARRA): La gente en general se toma demasiado en serio a sí misma. Nunca hay que tomarse los propios valores demasiado en serio. Escucha el final de la canción "The Last Slaughter" de Sarcófago, o la outro del EP Deathcrush: el metal tiene mucho más de espíritu y ambición que de fidelidad a la forma, razón por la cual Facta Loquuntur siempre tendrá un inmenso encanto que ha desaparecido en las reediciones.

 DAVID BARON (GUITARRA): En esta entrevista nos has planteado preguntas serias e interesantes que visiblemente tienen su buena dosis de reflexión detrás (cosa que te agradecemos, por cierto), por lo que nuestras respuestas también han sido serias. No obstante, cualquiera que visite nuestras páginas podrá ver que nos echamos muchas risas a costa de nosotros mismos. La gente sin sentido del humor con respecto a sí mismos o a su ideología es insoportable (como los izquierdistas). Pero hay un asunto en el que no caben las bromas: los RIFFS.

 No sé muy bien qué es lo que tiene que ver Facta Loquuntur con esto, así que estoy 100% convencido de que Roman lo ha sacado a colación únicamente para picarme (es un eterno punto de disputa entre los dos; algunas de las demos de Absurd son basura inaudible, por muchas excusas que se puedan inventar justificando su "espíritu").

 KEVIN LOGHNANE (VOZ): Lo cierto es que sí tenemos sentido del humor, aunque algunos lo encuentren demasiado seco. Lo mejor de un ensayo de Cromlech es cuando se nos ocurre algo para el próximo post en Facebook, que nadie va a entender pero que a todos los miembros del grupo nos resulta graciosísimo. Creo que a nivel de grupo nos tomamos en serio nuestro arte, pero sin tomarnos en serio a nosotros mismos. Tengo la impresión de que actualmente en el metal se da el fenómeno inverso. La mayoría de artistas se toma a sí mismos, sus valores y su ego muy en serio, y buscan un medio con el que expresarlo sin tomarse muy en serio dicho medio, en este caso, el metal como arte. Eso es lo que explica que tengamos una escena de metal tan simplona, egocéntrica, superficial e insignificante. Supongo que todo esto remite a esa idea insensata según la cual el arte consiste en "expresarse uno mismo".

 BRANDON KEDDY (BAJO): Hay una fina línea entre tener o percibir un sentido del humor en lo relativo al metal y ser un metalero irónico a tope, ataviado con zapatillas Nike blancas con lengüeta enorme, atuendo completo de ropa vaquera, bigotillo irónico y peinado hair metal de los ochenta EN LA ACTUALIDAD porque te parece gracioso o a la moda. La naturaleza desmesurada del metal es parte de su atractivo, pero siempre debería quedar algo de autenticidad no irónica en ello. En cuanto a Cromlech, sí nos tomamos en serio nuestra música y nuestros directos (aunque algunas personas opinen lo contrario), pero solemos utilizar nuestra cuenta de Facebook para postear cosas que a todos los del grupo nos parecen graciosas, aunque a veces la gente no lo entienda.

 JACOB JEZOVIT (BATERÍA): Se nota mucho cuando un grupo se toma a sí mismo demasiado en serio. Siempre y cuando el proceso de composición y los ensayos sean productivos, ¿por qué no hacer un poco el tonto y gastarnos bromas entre nosotros?

 ¿Qué importancia atribuye Cromlech a las letras a la hora de componer una canción? ¿Acaso el contenido de las letras es más relevante debido al hecho de que cantáis en vez de gruñir?

 KEVIN LOGHNANE (VOZ): Las letras son algo extremadamente importante. Generalmente espero hasta que una canción esté totalmente compuesta antes de escribir las letras, y recabo impresiones acerca de los posibles temas. A menudo converso sobre el tema de la letra de una canción con Roman o con Baron antes de lanzarme a escribirla, para averiguar si ellos tenían algo concreto en mente mientras la componían, lo cual a veces influye en la orientación que tomo para abordar la letra. El proceso de escribir letras es tan laborioso como gratificante, ya que mi deseo es que las letras se ajusten a la perfección al tono y la visión de la canción en cuestión, por lo que en ocasiones acabo redactando un borrador tras otro de ideas que van siendo refinadas, trilladas y reelaboradas a lo largo del tiempo. A fin de cuentas, las letras deberían ser una alusión atractiva a lo que la música ya expresa por sí misma.

 El contenido de las letras no es más importante por el hecho de cantar en limpio. Cualquier fan de Celtic Frost, los primeros Emperor y Darkthrone sabe que el contenido de las letras puede ser profundo e inteligente independientemente de su ejecución estética.  Creo que uno de los aspectos en los que Roman y yo trabajamos es asegurarnos de que la ejecución de las voces y las melodías no ensombrezcan la naturaleza esencial basada en riffs del metal. En nuestros discos, las guitarras no existen como meros instrumentos secundarios que ponen una bonita música de fondo para la voz. Al contrario, nuestra música está guiada por las guitarras, y la voz debe permanecer limitada en su función de complemento de los temas musicales expresados. Es un equilibrio delicado.

 Para terminar esta entrevista, ¿podríais comentarnos algo acerca de futuras publicaciones o conciertos que Cromlech tenga previstos?

 ROMAN LECHMAN (GUITARRA): Dentro de poco saldrá un disco compartido con Infamous que verá la luz esta primavera, con el título Hammer of Triumph, que incluirá una nueva canción nuestra llamada "Myth and Stigma". Después de eso, grabaremos y publicaremos un nuevo disco, con el nombre de Ascent of Kings, tal vez el año que viene. Into Oblivion, mi primer proyecto, que incluye a tres de los cinco miembros de Cromlech, sacará nuevo disco tras un largo silencio, que se llamará Paragon. El futuro es prometedor...

 BRANDON KEDDY (BAJO): Lo que también es prometedor es NUESTRA CRECIENTE AMISTAD, sin importarnos LO MUCHO QUE ESTO CONFUNDA a los extraños.  ¡HAIL THARLES!

 KEVIN LOGHNANE (VOZ): Roman, otro de nuestros colegas (que también se llama Kevin) y yo mismo hemos publicado recientemente una demo de nuestro proyecto de música neoclásica/ambient/electrónica de paisajes sonoros titulado Meneltarma. Es una publicación independiente y exclusiva limitada a cuatro copias numeradas a mano. ¡No os la perdáis!



Entrevista publicada originalmente en inglés en deathmetal.org

Traducida y editada por Belisario, septiembre de 2018





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