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NOVIEMBRE DE 2020 -
HAVUKRUUNU - UINUOS SYÖMEIN SOTA (2020)


 Pocas cosas puede haber tan gratificantes como que un grupo que criticamos seriamente en el pasado haya enmendado sus errores y exprima lo mejor de sí mismo en una nueva publicación que supere con mucho a las anteriores. Esto es lo que ha sucedido con el tercer larga duración de los finlandeses Havukruunu, cuyo segundo disco, Kelle surut soi, glosamos por estas páginas tres años atrás, señalando, junto a sus indudables virtudes, lo que a nuestro juicio eran graves deficiencias que acababan por merecerles un veredicto disputado. Uinuos syömein sota, el nuevo álbum de esta discreta y misteriosa formación, editado por el no menos discreto y misterioso sello Naturmacht Productions, lima los defectos previos, maximiza los puntos fuertes e incluso consigue introducir de forma productiva recursos que generalmente se emplean para suavizar y diluir el metal, como son las influencias reconocibles del hard rock. Todo esto termina conformando un disco excelente de principio a fin así como uno de los trabajos más sólidos y sorprendentes que hemos escuchado por estos lares durante los últimos meses.


Havukruunu - Uinuos syömein sota (Naturmacht Productions, 2020)


 La fórmula empleada aquí no es en esencia tan distinta de la que aparecía en su álbum anterior. Con el respaldo de una sólida percusión, el grupo lanza oleadas de riffs épicos a ritmos veloces que se estiran hasta formar frases largas muy al estilo de las sinfonías clásicas de la época romántica. La intensidad es constante, tanto en las partes más lentas como en las más vigorosas, lo que hace que los fantásticos riffs desplieguen todo su poder manteniéndose dentro de la ferocidad del black metal en lugar de claudicar ante otras influencias más suaves. Como hemos señalado, algo parecido podía oírse en Kelle surut soi, pero en esta ocasión los mismos recursos se emplean con mayor concisión y aplomo, brindando un resultado mucho más robusto y convincente. La principal novedad es la adición de numerosos punteos de guitarra muy hábiles que remiten al heavy metal clásico, pero encajan a la perfección al ejercer de contrapunto para compensar la agresividad del conjunto. La única pega reseñable tal vez sean las voces limpias, que siguen siendo un poco flojas, aunque están ejecutadas con más convicción y su presencia se ha reducido en gran medida, lo cual es de agradecer.

 Todo indica que Havukruunu ha encontrado por fin su propio estilo, uno que se mantiene en pie por sí solo sin tratar de emular a toda costa a sus adorados Moonsorrow. Ahora el centro de las composiciones son los riffs y sus combinaciones, no los accesorios que gravitan alrededor, como los coros, que esta vez se utilizan con exquisita parquedad y no son la cumbre de las canciones, sino un elemento más. Esto hace que los temas tengan menos relleno y no se plieguen tanto a un formato más convencional. Con sus punteos y sus melodías de resonancia medieval, recuerdan bastante a los mejores Obsequiae, es decir, los del primer disco, en el que todavía se mantenía intacto el deslumbrante furor inicial. Como ya hemos dicho, los riffs son sobresalientes en todas y cada una de las pistas, y se ven realzados por técnicas tan sencillas pero efectivas como comenzar sonando aislados para verse después aupados por un blast beat que exprime toda su potencia. Incluso las canciones de mayor duración, ubicadas al final, cuentan con suficiente contenido como para que no resulten excesivamente extensas, y todas ellas presentan marcadas diferencias tanto de ritmo como de enfoque.



 Entre las cosas que no han variado figura la querencia del grupo por unas letras en finés que hablan de tristeza y nostalgia en un tono entre naturalista y mítico, con un lenguaje muy poético que, a ojos de un humilde estudiante de esa lengua poco agradecida, resulta un tanto arcaico y bastante impenetrable, pero no por ello menos adecuado. También reaparece una manifiesta influencia del hard rock a nivel estructural que ya encontramos en Kelle surut soi, pero en esta ocasión está tan bien integrada que apenas se nota, ya que marida muy bien con el metal épico que constituye aquí la base, aportando grandilocuencia sin restar empaque. Es preciso puntualizar que en algún momento de su trayectoria reciente, Havukruunu pasó de ser un dúo a un cuarteto, lo que tal vez explique en parte el mayor grado de cohesión y fluidez alcanzados. Es evidente que se ha producido una enorme mejora en todos los aspectos, y al examinar en perspectiva sus tres álbumes publicados hasta la fecha, la evolución es notable y digna de elogio. El grupo ha conseguido construir su propia fórmula, pulida y característica, que se exhibe aquí en todo su esplendor. Los fans del metal épico pueden estar de enhorabuena.


Belisario, diciembre de 2020





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