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JULIO DE 2015 - DISCO DEL MES:
FROZEN SHADOWS - HANTISES (2004)


 La historia de la música está plagada de grupos que pudieron ser inmensos y se quedaron, debido a las circunstancias o al azar, en algo mucho más modesto. En los géneros comerciales y mayoritarios, esto supone en la mayoría de los casos el final inmediato del grupo. En los estilos que no son tan populares, una formación puede subsistir discretamente gracias a la perseverancia de sus miembros, pero si no sale de gira periódicamente ni goza de una buena distribución o una publicidad adecuada, generalmente se ve abocada antes o después a un estado de letargo y estagnación. Ese es el caso de un fabuloso grupo de black metal llamado Frozen Shadows, activo desde mediados de los noventa hasta entrada la década de 2000. Frozen Shadows fue uno de los pocos grupos que adoptaron el estilo de Immortal, algo bastante inusual debido a la relativa complejidad técnica, llevándolo a un terreno más solemne y agónico para dar voz al espíritu invernal y sombrío de los bosques de su tierra natal, Quebec.

 Quizá fue precisamente su aislamiento geográfico, o tal vez las dificultades a las que se enfrenta todo grupo naciente para darse a conocer lo que terminó por pasar factura, pero lo cierto es que tras un debut prometedor (Dans les bras des immortels) y un segundo disco brillante, Frozen Shadows desapareció misteriosamente para no volver. Bien es cierto que un black metal tan intenso y exigente debió de tener dificultades para encontrar oyentes entre los años 2000 y 2010, época durante la cual el estilo purista tuvo sus horas más bajas, pero el salto desde un sello local (Sepulchral Productions) a otro más grande (Holy Records) entre sus dos álbumes hacía presagiar un futuro favorable a este valor en ascenso. La historia no obstante siguió un curso distinto, y el grupo cesó sus actividades justo cuando estaba en su mejor momento, poco después de publicar su segundo larga duración, Hantises, un disco que nunca había escuchado hasta hace poco (pese a tener en gran estima su primer trabajo desde hace ya tiempo) y he tenido la fortuna de descubrir tras leer las palabras entusiastas que le dedica Jeff Tandy en un artículo de hace unos meses centrado en el black metal quebequés.


Frozen Shadows - Hantises (Holy Records, 2004)


 Frozen Shadows practica un black metal agresivo y potente, en la mejor tradición de los grupos escandinavos más enérgicos, como Marduk o Setherial. Las guitarras son crudas pero hábiles, y guían con flexibilidad los múltiples cambios de ritmo que estructuran las canciones y les confieren dinamismo. Los riffs van repitiéndose en series sucesivas que no sólo no resultan tediosas, sino que contribuyen a crear una atmósfera intensa y apabullante. A ello se añaden una voz salida de las profundidades del infierno y una batería que resuena como si fuera el propio yunque de Vulcano, con ritmos que oscilan entre lo marcial y lo lánguido, deteniéndose por todos los estadios intermedios. A diferencia de otros grupos surgidos a mediados/finales de los noventa en la vertiente más áspera, Frozen Shadows no participa en la carrera de la velocidad, con el consabido abuso del doble bombo, y se limita a servirse de ella para desencadenar reiteradas explosiones de pura violencia a lo largo del disco, encontrando su lenguaje natural en la variación como recurso para ambientar sus historias de oscura desesperanza y  gélida majestuosidad. A ello contribuyen también los comedidos y selectos pasajes de teclado/sintetizador que, como en las primeras grabaciones de sus compatriotas Sorcier des Glaces, ponen el contrapunto luminoso de las descripciones sonoras de paisajes nevados e inhóspitos, y acentúan la tensión. La impresión general, no obstante, es la de un disco que no deja tregua, y hasta en sus momentos aparentemente más apacibles tiene a su oyente en vilo, aguardando el próximo asalto de un demonio que recorre las nieves de sus dominios sumido en sus negros pensamientos, como aquel que se vislumbra en esa portada que recuerda vagamente a los dibujos de temática bíblica de William Blake.





 En varias de las reseñas anteriores destaqué como punto positivo que los discos fueran variados y heterogéneos, como rasgo de originalidad e interés. Esta vez puedo afirmar todo lo contrario, y no se trata de algo malo. Hantises es un disco compacto, homogéneo, y ahí radica su encanto, porque encierra energía pura sin compromisos, una música muy dura pero bien hecha, que resulta plenamente satisfactoria. Lo que otros intentan conseguir por medios más simples, como la sobreabundancia de teclados para generar una atmósfera, Frozen Shadows lo logra por la vía difícil, la de la estructura, lo que los emparenta con los Immortal del Pure Holocaust, y hace que estén muy por encima de la media. Los músicos del grupo, en efecto, son muy competentes, como queda patente por su ejecución sin fallas, y la producción refuerza la cohesión general al fijar un sonido frío y robusto en el que hay algún sitio para los matices, aunque sea veladamente. Dos de los temas, además, tienen letras en francés, lo que recalca el carácter particular de este grupo francófono que se resiste a la omnipresencia del inglés, empezando por los títulos de sus discos. Esto es black metal que milita dentro de los confines de su género sin asomarse al exterior en ningún momento, pero está tan bien confeccionado que uno olvida pronto cualquier afán de búsqueda de originalidad para pasar a disfrutar sin complejos de esta obra de arte oscura, salvaje y cadenciosa a un tiempo, majestuosa y terrible como el metal nórdico de la mejor época.


Belisario, julio de 2015





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